La Casa Natal de san Juan de Ávila acogió, el sábado 5 de octubre, la IX Jornada Avilista, centrada este año en los inventos hidráulicos que realizara el santo natural de Almodóvar del Campo, faceta eminentemente práctica con que ideó medios para mejorar la vida de personas de su época y, a la par, poder financiar las escuelas y demás centros que fundó.
Bajo el título Inventos hidráulicos de San Juan de Ávila, el acto fue organizado por la Hermandad de los Santos y contó con la ponencia de Jerónimo Anaya Flores, catedrático en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), quien desveló las innovaciones técnicas que buscó impulsar en su tiempo el Doctor de la Iglesia universal, en un conferencia con alusiones a su doctrina espiritual y humanista.
Se trataba de ingenios mecánicos para extraer y elevar agua, toda una innovación en la España de la época, y útiles en todo caso para la agricultura y el suministro, sobre todo en regiones afectadas por sequías como Córdoba. Aunque no se tiene constancia de que finalmente fuesen fabricados, su mera concepción fue tan importante que incluso hubo de defender sus derechos de patente ante la Corte.
Una sentencia a mediados del siglo XVI reconoció al maestro Ávila como el auténtico inventor de los cuatro artilugios que llamó «Balanza de cajas, Alentador de aguas muertas, Suplevientos y Prudentes maneras para sacar aguas», cuyos diseños y conceptualizaciones originales tampoco han sido localizados hasta la fecha.
Anaya resaltó la figura del santo, no solo como predicador, sino también como inventor, subrayando su extraordinaria capacidad para conjugar el pensamiento espiritual con el conocimiento práctico, una combinación rara en su tiempo y que sigue inspirando admiración hoy día, por cuanto el Maestro sabía que se debía contar con los recursos suficientes para vivir en el mundo, aunque sin olvidar a Dios.
Los beneficios de sus inventos, Juan de Ávila no los invertiría en su lucro personal, sino que tenían el objetivo de socorrer a pobres, sufragar los gastos de los numerosos colegios que creó y procurar recursos para el sostenimiento de parroquias.
Pese a que durante siglos se olvidó mucho de lo bueno que hizo, dijo y escribió san Juan de Ávila, como lamentó el profesor Anaya, celebró que todo lo que hizo durante su vida fue, en último término, para hacer sentir cercano al ser humano respecto de Dios, rematando sus palabras con una frase que sintetizó lo que dijo: «Alto niños, a la fuente del agua viva, que emana de la doctrina cristiana».
Las jornadas avilistas en Almodóvar del Campo se celebran cada año en torno a la fecha en la que el papa Benedicto XVI declaró a san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal, el 7 de octubre de 2012.