Con el título El compromiso en las situaciones de precariedad laboral, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) participó, del 22 al 28 de julio, en los Cursos de Verano en Ávila, un espacio de reflexión, profundización, diálogo, oración y convivencia que han contado con más de 200 personas entre militantes y simpatizantes.
En el acto inaugural de las jornadas estuvieron presentes el director de la Comisión para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal (CEE), Luis Manuel Romero; y el alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez.
El curso comenzó con una jornada de reflexión y oración de consiliarios, animadores y animadoras de la fe y seminaristas que abordó las tres claves de la XIV Asamblea General: «Acompañar en la vivencia de sentir con Cristo, sentir con la Iglesia, sentir con el mundo obrero», explican desde la Hermandad. La jornada fue dirigida por M.ª Luisa Berzosa, religiosa de las Hijas de Jesús y consultora de la Secretaría General del Sínodo. Berzosa, que participó en el Sínodo sobre la sinodalidad, contó su experiencia, como hizo también el sacerdote Miguel Ángel González, que participó en el encuentro internacional de párrocos por el Sínodo.
Fernando Rocha, de la Escuela de Trabajo de CCOO, abordó en la primera ponencia la precariedad laboral en España, una realidad sufriente que afecta desproporcionadamente a mujeres, jóvenes, migrantes y trabajadores con baja cualificación, manifestándose en trabajos que no cumplen con las normas, ni ofrece protección social, ni una vida digna. Las mujeres trabajadoras sufren grandes brechas de desigualdad y de empleo; los jóvenes altas tasas de temporalidad y bajos salarios; y los migrantes, trabajando en sectores precarizados, son especialmente vulnerables. Las consecuencias son empleo a tiempo parcial involuntario, externalización laboral y trabajo no declarado, fruto de un modelo económico basado en la desigualdad y el descarte.
En la segunda ponencia, Pedro Fuentes, de FOESSA-Cáritas, destacó la necesidad de «reimaginar» el trabajo, criticando la visión económica predominante que reduce al ser humano a su capacidad productiva y abogando por una concepción del trabajo que reconozca la dignidad del trabajo y de quienes lo realizan. Subrayó que el empleo, en su forma actual, no asegura protección contra la pobreza. Además, apostó por un cambio cultural y organizativo en el trabajo, proponiendo políticas como la renta básica universal y el trabajo garantizado para desvincular derechos sociales del empleo remunerado.
Los participantes en la escuela evidenciaron, con las experiencias mostradas por varios militantes, que para la HOAC el compromiso en las organizaciones del pueblo (sociales y sindicales) y con colectivos concretos de trabajadoras del hogar, migrantes y jóvenes «nos sitúa, en clave samaritana, para avanzar hacia el trabajo decente y la vida digna», explican.
Para cerrar esta parte del curso, Lola Contreras invitó a todos a «construir otra cultura del trabajo situándonos en una lógica diferente. Nos ha animado a comprometernos en la cultura del cuidado: cuidando el trabajo y la vida, descubriendo los signos de esperanza que nos muestran el Plan de Dios».
Además, durante los cursos se realizaron tres convocatorias en la ciudad: la celebración de la eucaristía en la Catedral, en la que participaron el obispo de la pastoral del trabajo de la CEE, Abilio Martínez, y el obispo de Ávila, Jesús Rico; un gesto público que escenificó y denunció situaciones de precariedad y las respuestas basadas en la promoción por el trabajo decente; y un recital de poesía social con música, con la participación de Presen Pérez, Ángel Aguas (de la Diócesis de Ciudad Real) y Julio Collado.
Finalmente, la jornada de oración, guiada por José Luis Fernández, «nos recordó la necesidad de cultivar una espiritualidad que nos debe impulsar en nuestro compromiso, siguiendo la llamada del Padre-Madre-Dios, que nos invita a construir una sociedad modélica: el reino de fraternidad y justicia. La oración no es “ordenar” a Dios que nos resuelva cosas, ni debe ser mecánica o desconectada de la realidad social», recuerdan desde HOAC.
Desde la Hermandad explican que se ha de «seguir construyendo una Iglesia misionera e imbuida del Espíritu de Jesús, aunque sea imperfecta».
A la conclusión de los cursos, los militantes explican algunos objetivos y acciones:
— Subrayar la necesidad de acompañar y ser acompañados en el compromiso de las situaciones de precariedad laboral. Además, estas vivencias de sufrimiento deben ser visibilizadas y escuchadas, como primer paso dar una respuesta conjunta que promueva la justicia social.
— Denunciar esta lógica de precariedad que ofrece el sistema económico provocando situaciones de sufrimiento a millones de personas trabajadoras (en nuestros trabajos, barrios y ambientes), que son descartadas de una vida buena –un derecho inalienable de toda persona–, y atenta contra la vida humana y del planeta.
— Llamar a la comunidad política a priorizar la vida de las personas trabajadoras, particularmente a quienes peor lo están pasando, con políticas públicas y diálogo social, avanzando hacia un modelo productivo que cuide y sea sostenible para la vida, fortalezca los derechos colectivos y tenga como prioridad la creación de trabajo decente.
— Anunciar que hay esperanza y anhelos para construir una sociedad basada en el bien común desde el compromiso, junto a otros y otras.