«Una comunidad de comunión, participación y misión»

El pasado 10 de mayo, se celebró en el templo parroquial de San Juan de Ávila de Ciudad Real la misa de acción de gracias por los cincuenta años de la parroquia.

[Puedes ver un vídeo de la celebración en este enlace]

Con esta eucaristía, que presidió el obispo, don Gerardo Melgar, concluyeron los actos de celebración del aniversario que se han organizado durante todo este curso.

Junto al obispo, concelebraron sacerdotes que han desarrollado su labor en la parroquia en estos cincuenta años. A su lado, el primer párroco, Pedro Jaramillo, y el párroco actual, Jesús Navarro. El templo se llenó con los miembros de la parroquia en un día en el que se celebraba, además, al titular de esta iglesia, san Juan de Ávila.

Don Gerardo se dirigió a toda la comunidad expresando su alegría por la celebración. Dio las gracias a los sacerdotes y a la comunidad, a la que animó a vivir la celebración como «gratitud y recuerdo para los vuestros, para vuestros padres, para vuestros abuelos, porque ellos fueron los que iniciaron en vosotros la vida cristiana y lo hicieron precisamente con el ejemplo que ellos nos dieron. Os enseñaron a valorar la importancia que debe tener Dios en la vida de cada uno de nosotros y la importancia también que tiene el que alimentemos nuestra fe en la parroquia», dijo.

Se refirió al templo parroquial, «lugar privilegiado de la presencia de Cristo en la eucaristía y de la presencia de Dios en su Palabra. Porque en el templo se proclama la Palabra de Dios y a través de esta proclamación el Señor nos marca el camino, la verdad y la vida, y nos muestra el estilo de vida que debemos vivir». Además, el templo es «un lugar privilegiado de la presencia de Dios en la comunidad misma».
 

«Celebrar los 50 años de construcción y de consagración de la parroquia nos recuerda que esta parroquia está llamada a ser una comunidad viva, una comunidad de comunión, de participación y de misión», dijo.


«Celebrar los 50 años de construcción y de consagración de la parroquia nos recuerda que esta parroquia está llamada a ser una comunidad viva, una comunidad de comunión, de participación y de misión», dijo.

Es una «comunidad de comunión» en la que «cada uno está llamado a ofrecer lo mejor de sí mismo». Es una «comunidad de participación» porque «la comunidad tiene que ser activa, una comunidad donde todos nos sintamos implicados a participar en ella ofreciendo nuestro tiempo, nuestro saber, nuestra fe, nuestro testimonio, una fe y un testimonio que también estimule a los demás a vivir su fe».

Sobre el testimonio de la fe, don Gerardo advirtió de que el mundo «está cansado de discursos vacíos, está exigiéndonos que manifestemos nuestra fe a través de nuestro testimonio». Además, «no solamente somos responsables de nuestra fe, somos también responsables de la fe de los demás. A veces puede haber muchas personas que hubieran creído si nosotros a lo mejor hubiéramos vivido mejor nuestra fe».

En esta línea, pidió a los laicos llevar la fe a sus campos específicos, como la familia, cuya evangelización «no la tiene que hacer solamente el sacerdote, la tenéis que hacer vosotros, que sois los que habéis formado la familia». Otro campo específico es «el trabajo y la santificación a través del trabajo, el trabajo justo, el trabajo decente, todo eso que tantas veces oímos». Y otro campo es la política, donde hay que participar para «hacer las cosas de acuerdo con el plan de Dios».

«Que esta celebración del 50 aniversario sea una ocasión para revivir nuestra fe, también para decir “yo tengo que seguir, todavía tengo que seguir haciendo lo que he venido haciendo y a lo mejor un poco más, tengo que implicarme todo lo que pueda en la parroquia”, porque si queremos que la parroquia sea una parroquia viva no va a ser solo por lo que haga el sacerdote sino, sobre todo, por lo que colaboréis, por lo que hagáis vosotros, por el empeño que pongáis y por la fuerza de Dios, que nos va a hacer a todos vivir de acuerdo con lo que Él nos pide», concluyó.