El 11 de marzo, se celebró un encuentro diocesano de la Unión Eucarística Reparadora (UNER) en el Seminario de Ciudad Real.
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La reunión, que congregó a más de cien personas de toda la diócesis, comenzó con los saludos del obispo, don Gerardo Melgar; el rector del Seminario, Juan Serna; el consiliario diocesano, Isidro Martín-Consuegra, y las misioneras eucarísticas de Nazaret María Filomena Quintanilla y Lourdes Caminero.
Después de los saludos, el obispo dirigió la formación y retiro del encuentro en torno al lema de la Familia Eucarística Reparadora para este curso: «Ahí tienes a tu madre, maestra y modelo».
Antes de la comida, tuvo lugar la misa en la capilla mayor del seminario, presidida por el obispo, don Gerardo Melgar. En la celebración, concelebró el consiliario de la UNER en la diócesis, Isidro Martín-Consuegra, y sacerdotes de varias parroquias en las que se encuentra este movimiento eucarístico.
Esta fe es la que nos hace ver «los milagros que hace Dios en nosotros cada día, si tenemos fe para interpretar, para darnos cuenta, para saber leer la mano de Dios en la vida de cada uno de nosotros»
Don Gerardo se dirigió a todos los participantes hablando sobre la relación entre los milagros de Jesús y la fe: los milagros que se narran en el Evangelio «suscitan la fe de los que están escuchando a Jesús». Esta fe es la que nos hace ver «los milagros que hace Dios en nosotros cada día, si tenemos fe para interpretar, para darnos cuenta, para saber leer la mano de Dios en la vida de cada uno de nosotros».
Ahondando en la misma idea, el obispo explicó cómo Dios no es ajeno a lo que nos ocurre en la vida, pero tenemos que saber interpretarlo desde la fe. Se refirió a la misericordia divina como el gran milagro, junto a la providencia con la que cuida de nosotros cada día: «Dios nos da cada día la luz del día, el sol, la salud, la fe. Nos ha hecho hijos suyos. La vida es una historia de los milagros de Dios con nosotros».
Ante todo esto, la respuesta de los cristianos ha de ser la gratitud y una fe comprometida que «nos haga vivir de otra manera, viendo la mano de Dios en nuestra vida». Respecto a la fe, subrayó que no se trata de creer en «algo», sino en «alguien», seguir a una persona, a veces sin hacer lo correcto, pero sabiendo que su misericordia es infinita.
Animó a todas las participantes de la UNER a «pedir que nos ayude a valorar y a vivir y a saber leer esos pequeños milagros que tenemos cada día en nuestra vida, para que podamos, con confianza, recurrir a Dios siempre que lo necesitemos, para que nos haga más capaces, más auténticos, para vivir nuestra fe de una manera más exigente, de tal manera que sea en la fe la que le mueva también a Él a hacer aquello que necesitamos en cada momento para que podamos responder con toda generosidad», concluyó.
Después de la misa, seis mujeres fueron aceptadas dentro de la UNER. El encuentro terminó con una oración ante el Santísimo por la tarde.