La eucaristía dominical del pasado 22 de octubre, en la parroquia de Ntra. Sra. de los Ángeles de Tomelloso celebró los 25 años de la comunidad como parroquia, desde que en 1998 se desmembrara de la parroquia de La Asunción de la localidad.
Con el templo lleno de familias, el obispo, don Gerardo Melgar, se unió a la celebración presidiendo la eucaristía, una acción de gracias «por todos los beneficios que, como comunidad cristiana, habéis ido recibiendo durante todo este tiempo y que os han ayudado a vivir mejor y más auténticamente vuestra fe», tal y como dijo al comienzo de la homilía.
En sus palabras, se dirigió a la comunidad subrayando de manera especial que el aniversario sea un tiempo de recuerdo y de agradecimiento, sobre todo a Dios, «que ha puesto a vuestro servicio esta parroquia para el crecimiento de vuestra fe». Además, animó a todos los fieles a recordar y a agradecer la transmisión de la fe en la familia, que «ha servido para alimentar la fe» siguiendo su ejemplo y modelo. De este modo, la celebración de los 25 años «nos da la oportunidad de descubrir una vez más el sentido que tiene y que debe tener para todo cristiano el templo parroquial», el corazón y lugar de referencia de la parroquia.
«Que cada uno pongamos de nuestra parte aquello para lo que el Señor nos llama, para que seamos una auténtica familia que vive en la parroquia, que es la familia de las familias»
Llamó a cada cristiano de la parroquia a ofrecer «lo mejor de sí mismo», a ejemplo de los misioneros —el domingo se celebraba el Domund—, sintiéndose «piedras vivas de la parroquia». Debemos ofrecer, dijo don Gerardo, «nuestro tiempo, nuestro saber, nuestra fe, nuestro testimonio que estimule a los demás a vivir desde lo que Cristo nos pide a todos».
«Vosotros, queridos miembros de esta comunidad, queridos laicos, tenéis unos campos específicos en los cuales tenéis que ser verdaderos testigos de vuestra fe y hacer llegar la fe en el Señor a todos con los que convivís. Es misión vuestra, especialmente de la familia», dijo. Sobre esto, llamó la atención sobre la familia y la pérdida de su vida de fe: «Nos hemos descuidado y resulta que nuestras familias, que antes eran familias cristianas, donde se rezaba», ahora no son así. Por eso, pidió que las familias asuman la tarea que les corresponde, «haciendo que los hogares sean lugares donde Dios esté presente».
Continuó refiriéndose a todos los laicos para que vivan su fe en el mundo, santificando el trabajo y participando en la vida política para transformar el mundo.
En resumen, «la gran familia de la Iglesia, significada en la parroquia, precisa de la aportación de todos y cada uno de sus miembros para que pueda cumplir con la misión que el Señor le ha encomendado de llevar a todos el mensaje salvador».
«Que cada uno pongamos de nuestra parte aquello para lo que el Señor nos llama, para que seamos una auténtica familia que vive en la parroquia, que es la familia de las familias, que hagamos que nuestra parroquia sea una parroquia viva, una parroquia evangelizada, es decir, que vive el Evangelio de Jesús, y una parroquia evangelizador, que cumple con la misión que el Señor le ha encomendado», concluyó.
Al final de la misa, el párroco, Antonio López Castro, agradeció al obispo su presencia en la misa, así como a toda la comunidad parroquial, «joven, con miedos, perezas, decepciones e incoherencias, pero con sueños». Invitó a todos a continuar llevando el Evangelio a Tomelloso.
La parroquia de Ntra. Sra. de los Ángeles
La comunidad de Ntra. Sra. de los Ángeles es,
junto a la de la Sagrada Familia, una antigua filial de la parroquia de La Asunción de Ntra. Sra. de la localidad que, en 1998, comenzó su andadura como parroquia.
Fue una idea del sacerdote Esaú de María Díaz para llegar a las zonas de expansión de Tomelloso que quedaban geográficamente apartadas del centro de la población. Por eso, en 1970, se contruyó un pequeño templo sobre los terrenos cedidos por Ángela Burillo —de ahí la dedicación a Ntra. Sra. de los Ángeles—, que el obispo Juan Hervás bendijo el 6 de junio de 1971.
Años más tarde, con Rafael Torija como obispo, la filial se constituyó como parroquia, en 1998. Después, el 27 de septiembre de 2015, se construyó un nuevo templo, dedicado por el obispo Antonio Algora.