La catedral de Ciudad Real se ha llenado de fieles este 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, para la misa presidida por el obispo, don Gerardo Melgar.
En la eucaristía, como es tradicional cada año, han participado numerosos miembros de la Guardia Civil, a los que han acompañado familiares, autoridades militares, políticas y representantes de varias instituciones.
Don Gerardo, en la homilía, ha puesto el ejemplo de la Virgen María y su camino de fe, invitando a todos a imitarla: «La celebración de la Virgen bajo la advocación del Pilar nos recuerda toda una serie de valores y de virtudes humanas y cristianas, de las que ella es un verdadero y claro modelo a seguir para nosotros».
Entre las virtudes de la Virgen, el obispo ha destacado la importancia de Dios en su vida, una relación que la llevó a una entrega total a Dios, que fue siempre el centro de su vida, «a lo que trató siempre de responder con generosidad, aunque para ello tuviera que ir en contra de sus propios planes».
«Que su fiesta nos estimule para mirarle e imitar su vida y sus virtudes. Porque si tratamos de imitarla, estaremos siendo auténticos devotos suyos, seremos verdaderos seguidores de Jesús, nos sentiremos mucho más felices y encontraremos verdadero sentido en todo cuanto sucede y vivimos en nuestra vida»
Don Gerardo ha lamentado que, en la actualidad, la fe «no es un valor en alza». Sin saber por qué, «hemos descuidado el cultivo de nuestra vida cristiana e incluso hemos llegado a demostrar con nuestra manera de vivir que es algo que nos interesa bastante poco». Ante esto, «los cristianos necesitamos recuperar nuestra fe, una fe personal, una fe vivida en familia y nuestra fe como comunidad».
Gracias a la fe podremos dar sentido a la vida, «necesitamos un cambio de actitud que nos lleve a mirar mucho más al cielo que a lo que nos viene de Dios y mucho menos al suelo». Respecto a esto, María se nos presenta como el ejemplo perfecto para vivir la relación con Dios: «Pronunció aquel Hágase en mí según tu palabra en el anuncio del ángel. Y siguió pronunciándolo también en todos los momentos de su vida, cuando aplaudían a su hijo como gran predicador y gran milagrero, pero también cuando fue condenado y muerto en la cruz».
«Que su fiesta nos estimule para mirarle e imitar su vida y sus virtudes. Porque si tratamos de imitarla, estaremos siendo auténticos devotos suyos, seremos verdaderos seguidores de Jesús, nos sentiremos mucho más felices y encontraremos verdadero sentido en todo cuanto sucede y vivimos en nuestra vida. Feliz fiesta para todos vosotros y que sea un motivo para tratar de imitar a la Virgen en nuestra vida», ha concluido.
Después de la homilía, en la oración de los fieles, se ha pedido especialmente por la Guardia Civil y por todos los fallecidos desarrollando su trabajo.
Una vez ha concluido la eucaristía, ha tenido lugar un acto en el paseo del Prado con la ofrenda y oración por los caídos.