En la tarde del 4 de octubre se inauguró el curso en el Seminario Diocesano y en el Instituto de Teología.
La jornada comenzó con la misa, que presidio el obispo, don Gerardo Melgar, en la capilla mayor del Seminario. Además de los seminaristas, participaron los alumnos del Instituto de Teología, así como autoridades educativas, políticas y militares.
En la eucaristía, don Gerardo habló del comienzo de un nuevo curso como de «un regalo de Dios, una nueva etapa y una nueva oportunidad de avanzar y profundizar en la vida y en la vocación a la que cada uno se siente llamado».
Dirigiéndose primero a los alumnos del Instituto de Teología, los animó a continuar profundizando en el estudio para capacitarse como creyentes y poder fundamentar y razonar la fe. Además, la fundamentación razonada de la fe, los ayudará a cumplir con la misión que tienen como bautizados: «Todos estáis llamados a ser apóstoles en medio del mundo con vuestra vocación laical o siendo testigos como personas consagradas. La formación teológica os va a ayudar a responder con autenticidad y auténtica responsabilidad a las exigencias de vuestra misión».
«Todos estáis llamados a ser apóstoles en medio del mundo con vuestra vocación laical o siendo testigos como personas consagradas»
En la segunda parte de la homilía, insistió en la llamada vocacional de la que tenemos que participar todos los cristianos: «La propuesta vocacional de los jóvenes no es, solo, ni mucho menos, tarea del rector y del equipo de formadores del Seminario. Es deber de todo cristiano y todos debemos implicarnos […] porque Dios, no lo podemos dudar, sigue llamando hoy como hizo en su tiempo a los apóstoles, pero tal vez no hay respuestas por parte de los llamados».
En cuanto a la formación, don Gerardo recordó a los seminaristas la exigencia de que se preparen integralmente, «no solo teológicamente, sino en todos los sentidos y en todas las materias», puesto que al sacerdote se le reclama «que tenga una verdadera madurez integral como persona y como creyente, como sacerdote y como pastor», dijo.
Los años de discernimiento vocacional en el Seminario son un tiempo de encuentro con el Señor, que pone, dijo el obispo, «una serie de ayudas, de recursos y de personas» que acompañan a los seminaristas para tomar una decisión correcta.
«La propuesta vocacional de los jóvenes no es, solo, ni mucho menos, tarea del rector y del equipo de formadores del Seminario. Es deber de todo cristiano y todos debemos implicarnos»
«Un nuevo curso es ese cuaderno en blanco que Dios nos reparte a cada uno al comenzar una nueva etapa en el que hemos de escribir cada uno con la mejor de las caligrafías, lo que queremos escribir, aprovechando todo lo que el Señor nos ofrece y todo lo que los profesores y formadores van a ayudarnos». En el camino habrá problemas, pero don Gerardo animó a los seminaristas: «Debéis sustituir los miedos por los sueños […]. No tengáis miedo, porque Dios está con vosotros y nadie puede más que él», concluyó.
El acto académico
Después de la eucaristía, tuvo lugar el acto académico, que comenzó con el canto
Veni creator por parte de los seminaristas. Después, el rector, Juan Serna Cruz, agradeció la presencia de las autoridades, profesores y alumnos en el acto: «Vuestra presencia aquí es muy importante para nosotros, porque la Iglesia debe buscar caminos de encuentro con la sociedad civil en la que se encuentra, respetando la libertad de cada uno. La Iglesia también reclama un espacio de libertad para realizar su misión y en ese camino entabla encuentros de fraternidad con todos los hombres», dijo.
El rector se refirió después a que el cristianismo no es solo un hecho cultural, sino un encuentro con Jesucristo, una relación de amistad con él: «Si el cristianismo fuera solo un hecho cultural, entonces realmente los sacerdotes no serían necesarios. Bastaría con ponerse de acuerdo para preparar las fiestas del patrón o para preparar las tradiciones de la mejor manera. Y si no hicieran falta sacerdotes, pues no tendría sentido el seminario. Pero claro, el cristianismo es algo más que una manifestación cultural, es una relación personal con Jesús, es la amistad con Él».
A continuación, intervino el profesor emérito de Historia en el Seminario, Francisco de Río, que impartió una conferencia sobre
Los clérigos en la Orden de Calatrava. Destacó la labor evangelizadora que desarrollaron durante siglos, manteniendo y creando las parroquias de todo el Campo de Calatrava en la provincia.
En último lugar, antes de la entrega de diplomas y becas a los estudiantes del Instituto de Teología, don Gerardo inauguró el curso volviendo a insistir en la necesidad de rezar por las vocaciones e invitar a los jóvenes a iniciar discernimientos vocacionales. Pidió que todos que sintieran como propio el Seminario y su tarea: la promoción de las vocaciones.