Miguel Carretero Granada tiene 27 años. Es natural de Puerto Lápice, pero vecino de Villanueva de los Infantes. Estuvo en el Seminario entre 3.º de ESO y 3.º de Teología. En ese curso interrumpió la formación y estudió Magisterio durante dos años, regresando después al Seminario. Unos días antes de su ordenación como sacerdote nos habla de lo que espera, con una mirada agradecida a todas las personas que lo han acompañado y, sobre todo, a Dios.
¿Qué sentimientos tienes en estas semanas previas a tu ordenación sacerdotal?
El sentimiento principal que me surge al pensar y rezar sobre mi futura ordenación sacerdotal es el agradecimiento. Dios ha sido grande conmigo. Su paciencia y misericordia han sido los que me han sostenido durante todo este camino y los que me han animado a decir, sin vacilar: confío en ti, Jesús, que se haga en mi tu voluntad.
Si ahora miras hacia atrás en tu vida, ¿qué personas, circunstancias y situaciones han sido determinantes en tu respuesta vocacional?
Dios se ha servido de mucho: desde mi maestra de música que, en el colegio, me animó a formar parte del coro parroquial, mi sacerdote que me animó a plantearme la cuestión vocacional, mis padres que, a pesar de las reticencias, no pusieron obstáculo a este camino, todas las personas que Dios ha ido poniendo en mi camino, mi etapa fuera del seminario para responder con valentía y seriedad a lo que Dios me pedía y estos últimos años de formación, sobre todo la última etapa de pastoral este último año en el pueblo de Herencia.
Acción de gracias a tu familia, s tus amigos, al Seminario, a los pueblos y lugares en los que has estado de pastoral…
Es un momento para agradecer todo lo que Dios me ha regalado y me ha mimado a través de tantas personas: amigos, familia, sacerdotes, formadores y tanta gente conocida y amada. Tanta gente deseosa del amor de Dios y que me ha ido configurando como futuro sacerdote. No puedo dejar de nombrar a don Pedro y don Miguel Ángel, que en paz descansen, y a todos los pueblos en los que he estado de pastoral: Las Casas, Villamayor de Calatrava, Torralba de Calatrava, el Seminario, el Hospital de Ciudad Real y, últimamente, en Herencia. Gracias a todos los que me han animado y acompañado durante este tiempo.
¿Qué modelo de sacerdote te inspira? ¿Cómo esperas ser en la tarea?
El único modelo que inspira mi futuro ministerio es Cristo. Y María, madre de la obediencia y de la escucha. Como sacerdote me gustaría entregarme en cuerpo y alma a los hermanos, siendo, ante todo, fiel servido de mi madre, la Iglesia, transmitiendo con valentía y fidelidad la verdad del Evangelio de Cristo, que transforma, conduce y plenifica la vida.