Este curso se celebra el centenario de la misión marianista en Ciudad Real. Una misión que nos ha ofrecido el memorial de santidad de los tres primeros mártires marianistas beatificados: Carlos Eraña, Fidel Fuidio y Jesús Hita.
El pasado 17 de septiembre, víspera de la memoria de los mártires, se inauguró el centenario con una celebración para todos los alumnos y con la eucaristía presidida por el provincial Miguel Ángel Cortés. Un acto académico en el auditorio colegial y una comida con profesores e invitados cerró el comienzo del curso. Al mes siguiente, el “día del profesor”, un emotivo acto de reencuentro de antiguos profesores del centro. En él se descubrió, en el vestíbulo principal del colegio, un mural con los nombres de los más de 500 profesores, religiosos y seglares, hombres y mujeres, que han sido educadores marianistas en Ciudad Real. Después, del 26 al 30 de diciembre se celebró la Olimpiada marianista en nuestra ciudad, que acogió a más de 3000 alumnos olímpicos y sus familias.
Continuando con los actos, el próximo 22 de enero, fiesta del fundador de los marianistas, el beato G.José Chaminade, la comunidad marianista estará en la catedral, a las 10,30 h., para celebrar la eucaristía de acción de gracias por los cien años de presencia marinista en nuestra diócesis.
La historia de estos cien años comenzó con una obra diocesana. Llamados por la Iglesia local, los religiosos marianistas se hicieron cargo, en 1916, del “Instituto Popular de la Concepción”. Fue el obispo Francisco Javier Irastorza, quien decidió impulsar una fundación social y educativa, que había creado y financiado Doña María Concepción Medrano en 1903. Ella quería abrir un centro asistencial o educativo para los más pobres, pero murió pronto y no lo vio nacer. El obispo Irastorza, en 1915, firmó en Madrid la escritura de la fundación para crear un centro educativo: se llamó “Instituto Popular de la Concepción”, coloquialmente “La Popular”. Los cinco fines que se propuso entran dentro de las apuestas de un catolicismo social para la promoción del mundo obrero por medio de la enseñanza: a) Formación gratuita de maestros cristianos; b) Escuela gratuita de primera enseñanza ligada a las prácticas de la Escuela de Magisterio; c) Enseñanza gratuita de formación profesional; d) Catequesis; y e) Biblioteca popular interparroquial y Círculo de estudios sociales. Esta línea de fundaciones católicas, creadas por seglares, estaba extendiéndose por España en aquellos años, ejemplos son la fundación que edificó el inmueble donde está hoy el Colegio Ntra Sra del Pilar de Madrid; la fundación del colegio “Santa Ana y San Rafael” de Madrid; o la que impulsó los centros dirigidos por los religiosos marianistas en Medina Sidonia (Cádiz).
El obispo Irastorza conocía a los religiosos marianistas de San Sebastián, donde entabló amistad con el P.Domingo Lázaro. Y pensó en ellos para que dirigieran “La Popular”. Así llegaron los primeros religiosos el 3 de enero de 1916: Carlos López; Julián Díaz de Guereñu y Ambrosio Santidrián. A los pocos meses llegó de Madrid Carlos Eraña, con 32 años de edad, para encargarse de la dirección. A partir de entonces se convirtió en el “alma” de la Popular y el centro comenzó su expansión, dándose a conocer por el espíritu de la pedagogía marianista. Fue un delicado educador de niños y jóvenes, de tacto exquisito y de gran cordialidad con todos. En esa comunidad estuvo hasta 1927. Luego fue destinado sucesivamente a los colegios de Tetuán y Nuestra Señora del Pilar de Madrid.
En 1928, la Compañía abre un colegio propio, “Nuestra Señora del Prado”, que iba a ser el centro definitivo de la misión marianista en la ciudad. Un antiguo asilo de las “Hermanitas de los pobres” fue el nuevo edificio, que albergará el colegio durante más de 80 años. En esos años iniciales hubo, por tanto, dos comunidades marianistas, animando dos obras educativas: la Popular y el Colegio Nuestra Señora del Prado. Con las leyes antirreligiosas de la República, los centros fueron dirigidos por seglares amigos. Al comenzar la Guerra Civil, ambas comunidades fueron dispersadas y los dos colegios incautados. “La Popular” no sobrevivirá. Algunos religiosos optaron por refugiarse en casa de amigos hasta el final de la guerra, otros fueron llamados a filas en el ejército republicano, y a varios se les perdió la pista. En esos meses de persecución religiosa brillaron también por su valor y su fe muchas familias de Ciudad Real que se jugaron la vida acogiendo y salvando a sacerdotes y religiosos en peligro de muerte.
Carlos Eraña que estaba en Madrid al estallar la guerra, opta por refugiarse en Ciudad Real, pensando que era un lugar de muchos amigos y donde era muy querido. En esta ciudad fue apresado y murió mártir en septiembre de 1936, igual que Jesús Hita, que llegó también desde Madrid. En octubre, Fidel Fuidio, fue el último en dar testimonio de Cristo. Una cruz en el pecho le delató. Abierta la causa de martirio de los tres en Ciudad Real, fueron beatificados por Juan Pablo II en 1995. Eran los primeros religiosos marianistas declarados mártires por la Iglesia. Hoy sus restos descansan en la nueva capilla del colegio, con un mural cerámico de Santiago Osacar, que enmarca la pequeña cripta.
Tras los años difíciles de la posguerra, a partir de los años 50, “Nuestra Señora del Prado” inició su expansión de alumnado y de oferta pedagógica, religiosa y cultural: teatro, grupo scout, ejercicios espirituales, coro, revista de alumnos, deporte. La Asociación de Antiguos alumnos ha sido uno de los pilares del colegio, ejerciendo un papel clave en la memoria de la obra colegial en la ciudad. En 1968 se inauguró un nuevo pabellón de clases, construido por el arquitecto Luis Moya, autor de varios edificios marianistas en España. En 1970 el colegio organizó y acogió la primera “Olimpiada marianista”. En 1982, el colegio tiene ya un alumnado mixto y en 1991 se inauguró el “pabellón de gobierno”, la residencia de la comunidad marianista, y una nueva capilla, a la que se trasladan los restos de los mártires tras su beatificación en 1995.
En 2014 el colegio abandonó el histórico y primitivo edificio y se inauguraron las nuevas instalaciones, que significan un gran salto cualitativo para la obra colegial. Es “Nuestra Señora del Prado del siglo XXI”. Una apuesta audaz en todos los niveles, pero inserto plenamente en el espíritu y comunión con todos los colegios marianistas.