Este viernes celebramos, tal y como indica el calendario litúrgico de nuestra diócesis, la fiesta de la Dedicación de la Catedral. ¿Qué significa esta fiesta? ¿Por qué la celebramos? Bernardo Torres, deán de la catedral, nos habla sobre esta celebración.
El 26 de mayo se celebra en nuestra diócesis la fiesta de la Dedicación de la Catedral. Es una fiesta a la que se suele prestar poca atención, posiblemente por el desconocimiento del sentido de la misma.
Todo recinto sagrado católico existe para reunir a los fieles en los actos de culto y la adoración comunitaria a la Santísima Trinidad. Por tratarse de lugares en los que Dios tiene su morada y los sacerdotes renuevan el sacrificio de Cristo en la cruz, la Iglesia ha dispuesto una liturgia solemne de dedicación para agradecer al Señor «porque en esta casa que nos has permitido edificar y en la que no cesas de favorecer a esta familia tuya que peregrina hacia ti, simbolizas el misterio de tu comunión con nosotros y admirablemente lo realizas».
Por el hecho de ser un edificio visible, esta casa es un signo peculiar de la Iglesia que peregrina en la tierra a imagen de la Iglesia celestial. Y porque la iglesia se construye como edificio destinado de manera fija y exclusiva a reunir al pueblo de Dios y celebrar los sagrados misterios, conviene dedicarla al Señor con un rito solemne, según la antiquísima costumbre de la Iglesia.
Por otro lado, y en sintonía con una costumbre ancestral íntimamente ligada con la devoción popular, los recintos dedicados al culto suelen estar encomendados específicamente a una advocación de la Santísima Virgen, a un símbolo de la fe o a un santo, que interceden ante Dios para que la labor apostólica del recinto dé frutos abundantes.
La catedral es el templo primero y más importante, centro litúrgico y espiritual de la Iglesia particular. En ella tiene el obispo su cátedra, signo de su magisterio y de su oficio pastoral. La consagración o dedicación de la Catedral, que es obligatoria, contribuye a que los fieles la miren con ese espíritu y respeto.
Nuestra catedral tiene una historia reciente porque, hasta que no se creó el Obispado Priorato de las Órdenes Militares, en 1875, el edificio actual era la parroquia de Santa María del Prado. Es en el citado año cuando comienza la historia de este edificio como catedral. Bien sabemos que es un edificio que, posiblemente inició su construcción en el siglo XIII y que, a lo largo de los siglos, ha ido sufriendo distintas reformas. Y como no había constancia de su consagración, la consagró el obispo Juan Hervás el 26 de mayo de 1967. El 25 de febrero de ese mismo año había recibido del papa Pablo VI el título de Basílica Menor. En sentido litúrgico, son basílicas todas aquellas iglesias que, por su importancia, por sus circunstancias históricas, o por aspectos de cierto relieve, obtienen ese privilegio papal.
Por Bernardo Torres Escudero