Se cumplen diez años desde que el 7 de octubre del año 2012 san Juan de Ávila fuera proclamado Doctor de la Iglesia por el papa Benedicto XVI. Por este motivo, su pueblo natal, Almodóvar del Campo, celebra un año avilista que comenzó el pasado sábado 8 de octubre con varios actos: una conferencia sobre la historia de la historia de la canonización del santo, la misa y la inauguración de la restauración de la torre de la iglesia, con un espectáculo de luz y sonido.
Se trató de una jornada que volvió a reunir a una gran cantidad de almodoveños, y que contó con un agradecimiento especial a todas las instituciones y personas que han colaborado en las acciones que se han hecho en torno a san Juan de Ávila desde el año 2012. Desde el proyecto Vocatio, al mapping del retablo parroquial o la restauración de la torre, pasando por exposiciones, visitas o voluntariado, todas estas realidades, surgidas tras el impulso de la declaración de doctor, estuvieron presentes el pasado sábado en Almodóvar.
La jornada comenzó con la conferencia del fraile trinitario Pedro Aliaga Asensio, doctor en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma. Presentado por Isabel Fernández del Río, presidenta de la Hermandad de los Santos en Almodóvar, y acompañado por el párroco, Juan Carlos Torres, Aliaga hizo un recorrido por el largo proceso de canonización de san Juan de Ávila. Explicó de manera clara cómo es el proceso, en este caso largo y con numerosos grupos y órdenes religiosas interviniendo a lo largo de la historia para conseguir la canonización. Entre estos grupos se encuentra su propia orden, la de los trinitarios, reformada por otro santo de Almodóvar, san Juan Bautista de la Concepción.
«La vocación de san Juan de Ávila no surge del esfuerzo ni del empeño propio, sino del vínculo con Jesucristo, que origina cambios en la vida y rompe el sueño preconcebido de cada uno»
Después de la conferencia comenzó la misa, presidida por el vicario de pastoral, Luis Eduardo Molina, y concelebrada por fray Pedro Aliaga, el párroco, y el vicario parroquial, Eric Nzamwita. Participó el diácono José Manuel Seijas, de la diócesis de Madrid.
En la homilía, Molina recordó cómo Juan de Ávila comenzó a «labrar» su entrega en el silencio y la oscuridad de una cueva —la Cueva de las Penitencias, que actualmente se puede visitar en su
casa natal—, la identidad vocacional de san Juan «parte de la oscuridad del misterio divino y de una búsqueda y de un encuentro», dijo. Pero la vocación de san Juan de Ávila no surge del esfuerzo ni del empeño propio, sino del vínculo con Jesucristo, que origina cambios en la vida y rompe el sueño preconcebido de cada uno: «Él mismo lo desbarata para llevarnos a algo siempre de más enjundia, de más perspectiva, de más horizonte». Así, la vocación del santo, tal y como expresó el vicario, es precisamente eso, llamada, una salida de Dios al encuentro del hombre para llevarlo a realizar su sueño.
Después de diez años de doctor, continuó diciendo Luis Eduardo Molina, «el que nunca dejó de ser alumno, sigue enseñándonos. La enseñanza más preciosa, aquella que nos habla de su maestro, de su Señor, nuestro Rey, y aquel por quien merecía la pena dejar leyes y tierra y familia y riquezas». Esta relación con Dios que expresa la biografía de san Juan de Ávila nos anuncia que el Señor siempre quiere la plenitud del hombre, llamándolo a hacer grandes cosas incluso en lo pequeño, «porque el Señor que hace nuevas todas las cosas, afianza todo aquello que somos y por gracia lo eleva».
El vicario terminó haciendo una llamada al cultivo de la vocación cristiana para «que nadie se quede sin identidad en lo grande y en lo menudo. Que nadie se quede sin su travesía y su encuentro con el Señor».
Una torre que vuelve a «llamar» con sus campanas
Después de la misa, la comunidad se trasladó a la Plaza de la Trinidad, donde se inauguró la restauración de la torre de la iglesia, a la que se han añadido dos campanas nuevas a las dos que ya sonaban, una dedicada a san Juan Bautista de la Concepción y otra a san Juan de Ávila, esta última dedicada a los antiguos párrocos, los hermanos Tomás y Leopoldo Lozano.
En el acto intervinieron el párroco, Juan Carlos Torres; el arquitecto de la obra, Diego Álvarez de los Corrales; el alcalde, José Lozano, y el vicario de pastoral, Luis Eduardo Molina.
«Como todas las grandes obras, este es el resultado de sus esfuerzos y colaboraciones, la de una parte del pueblo que se ha animado y ha empezado a colaborar y la de personas concretas que han puesto una parte de sí mismas para lograr el objetivo de la restauración», comenzó agradeciendo el párroco.
Después, fue mencionando a todas las instituciones y personas que han participado en las actividades desarrolladas por la parroquia desde que se nombró doctor a san Juan de Ávila. El proyecto de evangelización parroquial ha resaltado especialmente el discernimiento vocacional del santo, que «en Almodóvar tuvo la experiencia del amor primero, el amor que funda el corazón de la persona y configura su ser para siempre. En esas experiencias fundantes, la persona recibe por anticipado todo lo que después irá desplegando a lo largo de su vida. Somos muchos los que hemos creído que la experiencia vocacional de san Juan de Ávila no sólo debía ser conocida, sino que debía ser transferida, transferible, para ayudar a otros a encontrar su propia vocación o para renovarla», explicó Juan Carlos Torres, que ha dirigido las iniciativas en torno a san Juan de Ávila, como el proyecto Vocatio.
«Como todas las grandes obras, este es el resultado de sus esfuerzos y colaboraciones, la de una parte del pueblo que se ha animado y ha empezado a colaborar y la de personas concretas que han puesto una parte de sí mismas para lograr el objetivo de la restauración»
Por su parte, el arquitecto de la obra, Diego Álvarez de los Corrales, explicó la restauración de la torre, recordando que el proyecto es más amplio y se extenderá al cambio del solado del templo —muy deteriorado— solucionando también el problema de la humedad.
«El corazón de esta secular ciudad vuelve a latir en el alma de todos», dijo el alcalde, José Lozano, refiriéndose a la torre de la iglesia. El ayuntamiento está ayudando económicamente con las obras y el regidor explicó las distintas aportaciones que han hecho las instituciones, agradeciendo también la paciencia de la empresa de construcción Daimiel Obras y Servicios, afectada por la demora en la recepción de algunos fondos.
«Cada uno de vosotros, y los no presentes también, y aquellos que fueron y aquellos que vendrán, están representados en esta Iglesia y de forma especial en esta torre de cimientos y de perspectiva también celeste»
Por último, intervino el vicario de pastoral, Luis Eduardo Molina, que subrayó que la obra es una labor de todos. «Esta torre nos enseña una institución longeva, más que esta torre, y una institución donde la luz permite ver muchas bellezas, pero no descuidar también desperfectos, roturas, manchas. Sin embargo, lo que nos evoca la luz es de tal calidad, tal potencia, que nos hace estimar el conjunto en su trayectoria de historia, de vida, de vidas. Y eso la hace preciosa a nuestros ojos. La luz que para nosotros los creyentes es Jesucristo, viene a nuestras vidas para posarse sereno y sacar nuestras mejores galas, nuestros mejores colores, la belleza con la que Dios nos ha creado. Y cada uno de vosotros, y los no presentes también, y aquellos que fueron y aquellos que vendrán, están representados en esta Iglesia y de forma especial en esta torre de cimientos y de perspectiva también celeste», dijo el vicario, que concluyó felicitando a toda la comunidad eclesial.
Después de las intervenciones, un vídeo proyectado sobre el lienzo norte de la torre explicó la restauración que se ha ejecutado y el simbolismo de la torre y la iglesia en Almodóvar del Campo. Los fuegos artificiales finalizaron una jornada de agradecimiento por los diez años del doctorado de san Juan de Ávila, que es el punto de partida de todo un año abierto a visitas y a recorrer con los peregrinos el camino vocacional del doctor de la Iglesia.