Asamblea final y síntesis del Sínodo en España

El pasado sábado tuvo lugar en la Fundación Pablo VI en Madrid la asamblea final de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos, que reunió alrededor de 600 personas de todos los ámbitos eclesiales.



En el encuentro participaron cincuenta y ocho obispos, el nuncio apostólico, ochenta sacerdotes, trescientos sesenta laicos y más de cien representantes de la vida religiosa. De la diócesis de Ciudad Real participaron, junto al obispo don Gerardo Melgar, un sacerdote y cuatro laicos. Todos ellos representan a las más de  220.000 personas implicadas en el recorrido sinodal que comenzó el pasado octubre.

La asamblea comenzó por la mañana, con los saludos institucionales y la oración, dando paso a la escucha de las experiencias sinodales y a la presentación de la síntesis final a cargo de  Isaac Martín, laico de la diócesis de Toledo; Dolores García, presidenta del Foro de Laicos; y Olalla Rodríguez, laica de la Renovación carismática católica. El documento, que puedes descargar aquí, se ha redactado tras la lectura de las aportaciones que se han recibido de las 70 diócesis españolas, de la vida consagrada, movimientos, asociaciones y todos aquellos colectivos o personas individuales que han querido sumarse a esta invitación del papa Francisco.

El proceso ha implicado a casi 220.000 personas, con más de 14.000 grupos, la mayoría en parroquias, pero también en numerosas congregaciones religiosas, regionales, monasterios de clausura, Cáritas diocesanas, movimientos y asociaciones laicales e institutos seculares. En concreto, la diócesis de Ciudad Real presentó el resumen el pasado 22 de mayo, en un encuentro diocesano en Membrilla, fruto de la reflexión de más de mil personas de toda la diócesis.
 
Conversión personal y proximidad para avanzar en la misión de la Iglesia

Desde los grupos sinodales se lanzan dos ideas para avanzar en la misión de la Iglesia: la conversión personal y la proximidad. Una fuerte conversión personal, comunitaria y pastoral a través de la oración, los sacramentos y la formación. Y la proximidad, siendo una Iglesia que escucha, acompaña y se hace presente donde están quienes necesitan tanto acompañamiento material como espiritual.

Para hacerlo posible se resalta la importancia de la complementariedad y la corresponsabilidad de las tres vocaciones: laicado, sacerdocio y vida consagrada. Para ello, se advierte, hay que evitar el clericalismo, la falta de compromiso laical o perder la esencia de la vida consagrada. Y crecer en la identidad que cada uno tiene y en su misión en cada campo de la Iglesia.

También se hace necesaria la formación continua de todos y en todos los temas de la vida pública y de la enseñanza de la Iglesia.

Tres llamadas entrelazadas: Sinodalidad, participación y superar el clericalismo.

En las aportaciones de los grupos de trabajo se resumen tres llamadas entrelazadas entre sí.  Crecer en sinodalidad, lo que exige formación en sinodalidad, capacidad de acogida, escucha activa, comprensión, acompañamiento y discernimiento. Dar cabida a las preguntas con el fin de conocer, a partir de la escucha abierta a las aportaciones de todos, el plan de Dios para este tiempo y para este lugar.

Promover la participación de los laicos, empezando por definir los asuntos respecto de los cuales sus participaciones tienen carácter decisorio, especialmente en aquellos campos que son más propios de su vocación en el mundo.

Y superar el clericalismo, compartiendo responsabilidades, lo que también implica, en ocasiones, vencer la pasividad y la falta de implicación de muchos fieles laicos en la edificación de la Iglesia.

Reflexión y eucaristía final

Después de la presentación de las conclusiones, los participantes en este último encuentro sinodal en España se reunieron por grupos para reflexionar y compartir experiencias con nuevas aportaciones que se sumaron a la síntesis final.

La misa, que comenzó a las 17:00 h., estuvo presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal y obispo de Barcelona Juan José Omella. En sus palabras en la homilía recordó que «Jesús, durante su vida terrenal, caminó y caminó mucho» y «también hoy, en pleno siglo XXI, Jesús quiere continuar haciendo camino con nosotros para que compartamos con él todo aquello que nos inquieta». Por eso resaltó la importancia de que «este proceso que hemos iniciado no se acabe hoy aquí. Que no sea un momento puntual, sino el inicio de un largo recorrido, porque el Señor nos quiere juntos, quiere que avancemos juntos como pueblo de Dios en marcha bajo la guía del Espíritu Santo».

El secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, fue el encargado del acto final de envío: «Ahora, somos enviados a seguir peregrinando como discípulos-misioneros por quien es Camino, Verdad y Vida y a sembrar en nuestra sociedad la novedad del Evangelio».

Como símbolo de «envío» se entregó a los participantes un pequeño saquito de semillas, elaborado por las Monjas Concepcionistas de Osuna (Sevilla).