El Informe Foessa constata que la exclusión ha aumentado en Castilla-La Mancha y ya alcanza a uno de cada cuatro habitantes.
Así se desprende de la encuesta sobre integración y necesidades básicas 2021 a raíz de la pandemia, cuyos resultados se han publicado en el Informe Foessa 2022, Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en España.
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Thomas Ubrich, del Equipo de Estudios de Cáritas Española, presentó el Informe Foessa de la Fundación Foessa y Cáritas sobre la Exclusión y Desarrollo Social en Castilla-La Mancha el pasado 27 de abril en Ciudad Real. En declaraciones a los medios, Ubrich explicó que «uno de los resultados de esta primera radiografía social del impacto de la COVID-19 en Castilla-La Mancha destaca un shock sin precedentes y, sobre todo, un impacto desigual que afecta a algunas familias más que a otras. Cuando de la persona que sustenta a la familia es una mujer, cuando esa persona es un joven menos de 30 años o cuando es una persona extranjera, la incidencia de la exclusión social es mucho mayor». Del mismo modo, «las familias con menores a cargo, por lo todo el peso de la crianza, con todo lo que supone y la falta de protección a la familia, son más vulnerables ante las situaciones de exclusión social»
El sociólogo, que fue presentado por la presidenta de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, Conchi Aranguren, en la Sala Acua del Aula Cultural Universidad Abierta de Ciudad Real, dijo que los datos de Castilla-La Mancha son mejores que en el conjunto de España, pero se destaca, aun así, que «los más frágiles han sido los primeros y los grandes damnificados de esta crisis».
«La respuesta pública ha sido sin duda notablemente mayor que en la crisis anterior. Sin embargo, vemos por el aumento y el empeoramiento de las condiciones de vida entre los más frágiles»
«La respuesta pública ha sido sin duda notablemente mayor que en la crisis anterior. Sin embargo, vemos por el aumento y el empeoramiento de las condiciones de vida entre los más frágiles», se lamentó Ubrich, que insistió en que los más pobres siguen sufriendo más cualquier crisis, alejándose de la posibilidad de mejorar su vida. Por esto, «no se trata solamente de invertir más, sino invertir mejor y más orientado a esos perfiles más frágiles».
En cuanto al impacto de la crisis en las zonas urbanas frente a las rurales, los núcleos urbanos se han visto más castigados, «cuanto más grande es donde hay mayor incidencia. Eso sí, en el ámbito rural inciden algunos indicadores como puede ser el aislamiento, la soledad no deseada y también el tema de la brecha digital, como el hecho de no disponer de conexión a Internet o no tener las habilidades para manejarse en este mundo digital que nos hace perder muchas oportunidades laborales, formativas y de acceso a derechos», explicó.
Puedes consultar el
Informe Foessa en este enlace y un resumen de las conclusiones sobre Castilla-La Mancha
aquí.