Más de 45.000 alumnos, en torno a un 78’5% del total, reciben clase de Religión este curso, 2021-2022, en las escuelas e institutos de nuestra diócesis. Pablo Rodríguez Cabanillas, delegado diocesano de Enseñanza, nos habla de la clase de Religión cuando se plantea ya el nuevo curso, «cargado de novedades, de inquietudes y de retos» con el estreno de la nueva ley educativa.
Más de 45.000 alumnos, en torno a un 78’5 % del total, reciben clase de Religión este curso 2021-2022 en las escuelas e institutos de nuestra diócesis.
Estos son los números, pero tras ellos están alumnos, personas con nombres y apellidos, y sus familias, que libremente han decidido que la asignatura de Religión Católica es importante y la valoran como una materia educativa más que contribuye a su formación integral. Gracias por mantener la confianza, un curso más.
Y acompañando a estos alumnos, más de 250 profesores que realizan su trabajo con vocación, rigor y profesionalidad e implicándose en sus centros en otras actividades educativas. Gracias también a ellos por la tarea que realizan.
Estamos en un momento crucial. En educación siempre estamos en un tiempo decisivo porque nos jugamos el presente y el futuro de nuestros alumnos y de nuestra sociedad.
Próximos a finalizar este curso escolar, se perfila en el horizonte un nuevo curso cargado de novedades, de inquietudes y de retos. Estrenaremos nueva ley educativa, LOMLOE, nuevos currículos, etc.; en una nueva travesía apasionante en la que la asignatura de Religión estará también presente contribuyendo a la formación integral de los alumnos, desde sus aportaciones específicas:
- Contribuyendo a la educación de todos los alumnos que la elijan.
- Desarrollando la autonomía y el espíritu crítico desde la visión cristiana de la persona.
- Aprendiendo a dar razón de las propias creencias desde el respeto a las de los demás.
- Acogiendo y escuchando la interioridad como base del proyecto vital.
- Protegiendo y cuidando la naturaleza como creación de Dios y casa común de la humanidad.
- Admirando y disfrutando del patrimonio religioso como expresión de la experiencia cristiana.
- Buscando y estimando el bien común desde los principios y valores de la enseñanza social de la Iglesia.
Quiero recordar para concluir unas palabras del papa Francisco: «Para tener una educación completa hay que usar tres lenguajes: primero, el lenguaje de la cabeza, o sea aprender a pensar bien…Libertad de pensamiento. Buscar con el pensamiento. Segundo, lenguaje del corazón. Aprender a sentir bien… Educar el sentimiento. Tercero, el lenguaje de las manos: a hacer. Porque también es herencia que recibimos de Dios. Ser artesanos y creadores. El arte nace también de ahí».
Desde la certeza de los valores y conocimientos que aporta la clase de Religión a los alumnos, os animo a que la sigáis eligiendo, desde vuestra libertad.
Por Pablo Rodríguez Cabanillas