«Vuestro corazón y también el nuestro, se nos llena de gratitud»

El pasado 19 de marzo, en la solemnidad de San José, cuatro de nuestros seminaristas celebraron el rito de admisión en una misa que presidió el obispo, don Gerardo Melgar.

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Los cuatro seminaristas que dieron este paso, intermedio en la formación al sacerdocio, fueron Miguel Carretero Granada, Diego Plana Campos, Gabriel Rojas Gutiérrez y Pedro Julián Delgado González. Estuvieron acompañados en la capilla mayor del Seminario por familiares y amigos, así como por sus compañeros en el Seminario, los formadores y sacerdotes de la diócesis.

«El obispo de la diócesis, en nombre de la Iglesia, os reconoce y admite oficialmente como dignos aspirantes y candidatos a las órdenes», explicó don Gerardo al principio de la homilía, resumiendo la naturaleza del rito de admisión, que es el acto público, en medio de la comunidad y frente al obispo, en el que los seminaristas pasan a ser candidatos oficiales a las órdenes sagradas.

«Al celebrar hoy el rito de admisión, vuestro corazón y también el nuestro, se nos llena de gratitud hacia Dios por tanto amor como nos muestra a través de nuestra vida y que nos muestra, de manera especial hoy, en vosotros, a través de este rito», dijo don Gerardo, que insistió además en el carácter gratuito de la vocación, que viene de Dios y espera la respuesta humana.

«Al celebrar hoy el rito de admisión, vuestro corazón y también el nuestro, se nos llena de gratitud hacia Dios por tanto amor como nos muestra a través de nuestra vida y que nos muestra, de manera especial hoy, en vosotros, a través de este rito»

Con este sentido de gratuidad, el obispo recorrió la vida de los vocacionados, una historia de respuestas que comienza por la pregunta a Dios sobre el camino que ha soñado para cada uno: «Un día os hicisteis la pregunta sobre el camino por el que Dios os podía estar llamando. Poco a poco, habéis ido descubriendo que el Señor os podía estar llamando por el camino del sacerdocio. Durante un tiempo, en el Seminario y fuera de él, habéis ido haciendo un serio y profundo discernimiento y madurando vuestra respuesta. Poco a poco, habéis ido dando pasos en este discernimiento vocacional, y habéis ido madurando la llamada de Dios y la respuesta que vosotros queríais y debíais darle».  

En la historia del camino vocacional, además de Dios y el propio vocacionado, intervienen muchos otros personajes, «desde la familia a los compañeros y profesores», que acompañan en el discernimiento. Junto a ellos, se alegró don Gerardo, «con paso firme unas veces y con titubeos otras, habéis ido descubriendo y vais convenciéndoos personalmente de que el camino por el que Dios os está llamando es el camino del sacerdocio».

«Dios, que es quien comenzó en vosotros la obra buena de llamaros a la vocación sacerdotal, que os hizo sentir su llamada, que os ha acompañado en vuestro itinerario vocacional y de discernimiento durante todo este tiempo y que os ha ayudado a ir respondiendo con generosidad, que Él mismo lleve esta obra a su término»

«Seguís necesitando vuestra oración y la nuestra para que Dios, que es quien comenzó en vosotros la obra buena de llamaros a la vocación sacerdotal, que os hizo sentir su llamada, que os ha acompañado en vuestro itinerario vocacional y de discernimiento durante todo este tiempo y que os ha ayudado a ir respondiendo con generosidad, que Él mismo lleve esta obra a su término», pidió don Gerardo, que terminó reafirmando la gracia de la vocación: «Dios es el que hace grandes maravillas en nosotros y las va a hacer más grandes todavía en cada uno de vosotros», concluyó.
 
El rito de admisión
 
Después de la homilía llegó el momento del rito de admisión. En primer lugar, los cuatro jóvenes fueron llamados públicamente por su nombre, presentándose ante el obispo a los pies del presbiterio. En este momento, don Gerardo preguntó: «¿Queréis, pues, como respuesta a la llamada del Señor, contemplar vuestra preparación, de manera que lleguéis a la aptitud necesaria para recibir, a su tiempo, el ministerio en la Iglesia, por medio del Orden Sagrado?

Los cuatro seminaristas, con su respuesta positiva, manifestaron el propósito de continuar con la formación hasta el presbiterado. Después, el obispo volvió a preguntar sobre la formación para «ser capaces de servir fielmente a Cristo» y a la Iglesia. Tras la respuesta de los candidatos, don Gerardo aceptó en nombre de la Iglesia el propósito vocacional, pidiendo  a Dios que «lleve a buen fin lo que él mismo ha comenzado en vosotros».

Con este interrogatorio, que compone el rito de admisión, concluyó la parte del rito en la misa, en un Día del Seminario especialmente agradable para la Iglesia diocesana al admitir oficialmente a cuatro jóvenes para continuar su formación hacia el sacerdocio.