El Seminario celebró sesenta y un años desde su apertura

El domingo 21 de noviembre, el Seminario Diocesano celebró los sesenta y un años desde su apertura.

Aquel lunes de 1960, sesenta jóvenes seminaristas de primer y segundo curso de Latín, ocuparon por primera vez las instalaciones del «nuevo» seminario, que aún se encontraba en obras. Ese curso se comenzó más tarde, cuando las obras permitieron el ingreso de los primeros estudiantes.

Teniendo en cuenta esta efeméride, desde el año 2017 se recuerda de manera especial en el seminario con la celebración de una misa y una procesión eucarística por el edificio. De este modo, se hace memoria de la presencia en el «nuevo» Seminario de la eucaristía.
Manuel Pérez Tendero, rector del Seminario, presidió la misa, en la que participaron todos los alumnos, acompañados de familiares y amigos. En su homilía, centrada en la solemnidad de Jesucristo, rey del universo, que se celebraba ese día, animó a anunciar y extender el reino de Cristo, pero conociendo previamente a qué se refiere esa realidad, cómo es el reino de Dios que quiere Jesús. Dirigiéndose a los alumnos, describió la necesidad de «pastores que ayuden a evangelizar comprendiendo el reino de Cristo como Cristo lo comprende».

«Solo Jesucristo es la verdad, y esto es la formación en el Seminario, para ayudar a los hermanos a superar toda ideología, y también las ideologías religiosas»

Explicó cómo el reino de Dios se «gobierna desde abajo», porque «no es como los reinos de este mundo». Jesús es rey, pero en la cruz. Desde este hecho, advirtió de la tentación del poder mundano en la Iglesia, que no fue el camino de Jesús. «El reino de Cristo no tiene que ver con el poder», dijo.

Además, «el reino de Jesús se construye amando», por lo que aprender a amar, a servir, es seguir a Cristo en la construcción del reino. Presentó al Seminario como una escuela de amor y de servicio, donde lo importante no es aprender a transmitir muchas cosas, sino a amar.

En tercer lugar, habló de la verdad, porque «solamente la verdad nos hace libres». Las falsas verdades, la mentira, son frecuentemente el camino del mundo, del que la Iglesia se mancha. «Solo Jesucristo es la verdad, y esto es la formación en el Seminario, para ayudar a los hermanos a superar toda ideología, y también las ideologías religiosas» que pervierten el mensaje de Jesucristo.

En el mismo sentido, finalizó hablando de la formación de los futuros sacerdotes en el seminario, para que construyan el reino desde la verdad. «Que este sea un seminario del que salga gente que construye el reino de Dios con hondura [...] desde el evangelio, desde Jesucristo», deseó, advirtiendo que el camino de la verdad es más difícil que el camino de la mentira.

Concluyó pidiendo por el seminario y la diócesis para que el Señor «reine en nosotros».