Pablo Cornejo, de 28 años, es natural de Ciudad Real, de la parroquia de San Pedro. Comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Castilla-La Mancha, pero tras dos años de estudio y un discernimiento vocacional, con la ayuda del proceso de Betania, ingresó en el Seminario Diocesano en 2013. Fue ordenado como sacerdote el pasado 2 de octubre.
Hemos sido ordenados sacerdotes tres diáconos de nuestra diócesis y eso es un motivo de alegría tanto para nosotros y nuestras familias, como para la diócesis de Ciudad Real.
Los días previos a la ordenación, han sido días para hacer recuerdo y memoria agradecida por todo lo que el Señor me ha regalado a lo largo de mi vida y, especialmente, durante estos últimos años de preparación para el sacerdocio: familia, amigos, parroquias, compañeros, experiencias… Ha sido un tiempo para volver a recordar el momento en el que el Señor me mostró cual quería que fuera mi camino. Han pasado casi ocho años de aquel primer sí, después vendrían y vendrán otros muchos.
Los días previos a la ordenación, han sido días para hacer recuerdo y memoria agradecida por todo lo que el Señor me ha regalado a lo largo de mi vida
Es asombroso cómo el Señor se ha servido de muchos medios para mostrarme cuál es el camino vocacional que tenía que recorrer. A partir de recibir el sacramento de la confirmación, el Señor me ha ido acompañando y guardando hasta el día de hoy. Dios se ha servido de mi parroquia, san Pedro; de mi familia y amigos, de sacerdotes, de momentos de oración, de convivencias, retiros y encuentros donde su presencia ha estado muy presente. En todas estas personas y circunstancias Dios se ha ido manifestando para mostrar su plan de vida para mí.
Recuerdo especialmente el año previo a entrar en el seminario. Tras finalizar Betania, que me ayudó a ir despejando ciertas dudas y esquemas sobre la vocación, decidí irme unos días al Monasterio de Buenafuente del Sistal, en Guadalajara. Allí, tras unos días de oración intensa y de entrevistas con el capellán, don Ángel, tomé la decisión de ingresar en el seminario para realizar el curso de Fundamentación.
Los años de seminario han sido años de discernimiento, de crecimiento vocacional, de formación humana, espiritual, intelectual y pastoral. El seminario me ha ayudado a ver con claridad qué es lo que Dios tenía preparado para mí. A su vez, el seminario y las parroquias en las que he desarrollado mi formación pastoral durante estos años, me han ayudado a discernir mi vocación y a cultivarme como hombre de Dios llamado para su servicio.
Ahora, puesta mi vida totalmente en manos de Dios, entregado a la misión que me confía Dios y su Iglesia, doy gracias por todas las personas, que de una forma u otra, me han acompañado a lo largo de mi proceso vocacional.
Pablo Cornejo Martínez