El pasado sábado 6 de marzo, la Delegación de Apostolado Seglar presentó el Itinerario de Formación Cristiana de Adultos.
En un encuentro en línea, presentado por el delegado en Ciudad Real, Juan Manuel García de la Camacha, intervinieron Luis Manuel Romero, secretario técnico de la Comisión de Laicos, Familia y Vida de la CEE; Beatriz Pascual Guijarro, de la diócesis de Alcalá y miembro del grupo que elaboró el itinerario, y don Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión de Laicos, Familia y Vida en la CEE.
Luis Manuel Romero explicó que los procesos formativos son una prioridad «para que podamos dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza». Se refirió al Congreso de Laicos, que «nos interpela a tomar conciencia de que los ejes transversales de nuestra acción pastoral deben ser la sinodalidad y el discernimiento, junto con la profundización, la reflexión y el trabajo de cuatro itinerarios: primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y presencia en la vida pública».
Sobre el IFCA, tal y como se conoce el Itinerario de formación cristiana de adultos, Romero explicó que se trata de un «plan formativo ambicioso, en varios volúmenes, cien temas… Una herramienta muy valiosa que nos va a ayudar a situarnos de un modo adulto en la vida pública, a iluminar y enriquecer esos cuatro itinerarios que van a marcar la hoja de ruta del apostolado seglar en los próximos años».
A continuación intervino Beatriz Pascual Guijarro, que participó en la elaboración del IFCA y que lo explicó en sus líneas generales partiendo del objetivo central del material: la comunión con Jesucristo mediante el encuentro personal con Él. Después explicó las cuatro dimensiones formativas que están presentes en el itinerario: bíblica, doctrinal, espiritual y social; así como las dos etapas que tiene el IFCA: ser cristianos y ser testigos de la fe.
En un itinerario que nació en el seno de la Acción Católica, el método seguido es Ver, juzgar y actuar. Esto se hace tanto personalmente como en grupo, cultivando el crecimiento personal en comunidad. En este proceso, explicó Beatriz Pascual, es muy importante el acompañante, para el que también hay material específico en el itinerario.
Don Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión de Laicos, Familia y Vida en la CEE, quiso estar presente en el encuentro para ofrecer el material formativo, que ayuda a «integrar la fe y la vida, una realidad que a nuestros laicos les tiene que iluminar para poder ser testigos de la esperanza», dijo. Ser cristianos en el corazón del mundo necesita formación, algo que se pidió expresamente en el Congreso de Laicos de febrero de 2020. Este material, que ya tiene recorrido, puede ayudar, explicó don Carlos, para que muchos laicos tengan una formación adecuada en este momento de la historia y valoren de un modo sentido lo que significa ser evangelizadores bien formados, con una formación integral, «abiertos al diálogo con el mundo para llevar la buena noticia de la salvación».