El año 2020 está siendo muy difícil y distinto para todos en todos los ámbitos. En lo pastoral, la actividad se frenó en marzo y, poco a poco, con distintas medidas o cambiado la forma de trabajo, se han ido programando algunas actividades, aunque lejos de cualquier normalidad. Ante un curso tan distinto, el obispo ha escrito una programación pastoral que se centra en la Vocación como tema central. Hablamos sobre la programación con Jesús Navarro, vicario episcopal de Pastoral y párroco en la Unidad de Acción Pastoral que componen las parroquias de San Juan Bautista de La Solana, de San Carlos del Valle y del Pozo de la Serna.
[Puedes descargar la programación en este enlace]
Estamos en un año complicado para las acciones pastorales, pero el obispo ha querido escribir una programación.
Sí, la pandemia ha hecho que suspendamos, pospongamos o cambiemos algunas acciones pastorales, pero la evangelización no se puede parar, sí adaptar. La programación para este curso sigue siendo una serie de orientaciones y líneas comunes para la labor evangelizadora de toda la diócesis. Es cierto que, este curso, es algo más breve, tiene menos objetivos prioritarios, pero porque supone los anteriores, no los supera ni olvida. Además, este año no hemos podido cerrar un calendario para todo el curso e incluirlo en la programación. Lo iremos enviando por trimestres, ya que hay cierta incertidumbre de cómo irá evolucionando la situación.
La programación tiene dos puntos que se desarrollan para proponer después algunas acciones concretas: Identidad y misión en primer lugar y promoción de las vocaciones.
El título de la programación ya nos dice que nos referimos siempre a la vocación como esencia del cristiano, del discípulo, del seguidor de Cristo. Dios tiene una vocación para todos y es fundamental descubrirla para vivir nuestra fe. O dicho de otra manera, al aceptar la fe y vivirla, descubrimos que se trata de una vocación, una llamada de Dios para vivir la vida que nos ha regalado de una manera concreta. Y para evangelizar es fundamental saber conocer nuestra vocación, a la que va unida una misión, ya sea laical, religiosa o sacerdotal.
¿Son las vocaciones la asignatura siempre pendiente de la Iglesia en el final del siglo XX y el principio del XXI?
No se si lo llamaría asignatura pendiente porque se trabaja la pastoral vocacional. Quizá lo llamaría una de las preocupaciones principales de la Iglesia. De quien sí es asignatura pendiente es del mundo: al alejarse la gente de Dios y de la Iglesia, si no planteo mi vida desde la vocación cristiana, la del bautismo, mucho menos a una consagración concreta al servicio de la Iglesia.
Nuestro paisano, san Juan de Ávila, no tuvo Seminario pero se hizo uno para él. Habría podido ser sacerdote sin discernir, pero discernió durante años…
Porque descubrió que su vocación al sacerdocio era una llamada de Dios, no un deseo suyo. Es Dios el que le había elegido y por eso supo que si no apoyaba su ministerio en una fuerte relación con Jesús para saber qué quería de Él, nunca sería un buen sacerdote. Y porque era un santo… la vocación a la que Dios también os ha llamado a todos.
Por último, la imagen de la programación es La vocación de san Mateo de Caravaggio…
Un cuadro que me parecía plasmaba lo que escribía nuestro obispo: en un mundo que mira a otros dioses (dinero, éxito,…), Dios sigue irrumpiendo con su llamada, como el fuerte rayo de luz parte la pintura oscura de Caravaggio, en la que Cristo sigue invitando, a través de la Iglesia (representada en san Pedro que tiende su dedo en paralero con el del Señor) a laicos y consagrados a seguirle y construir el Reino.