La Jornada Pro orantibus pone delante de nosotros la riqueza y el tesoro que es la vida contemplativa para la Iglesia. Han descubierto el lugar mejor, junto al Señor, como María, y nadie podrá evitar que estén a los pies del Señor escuchándolo. Por esta jornada, entrevistamos para el semanario Con Vosotros a sor Rocío, superiora de las Monjas Mínimas de Daimiel, del Monasterio Ntra. Sra. de la Victoria, compartimos aquí la entrevista.
Este domingo 7 de junio celebramos la Jornada Pro Orantibus, este año con el lema «Con María en el corazón de la Iglesia». ¿Por qué el corazón de la Iglesia y por qué con María?
El corazón, porque es la sede de la vida, el que bombea y da vigor. Con María, porque Ella es nuestra Madre, modelo de toda vida consagrada. La siempre fiel. Como ella y con ella, deseamos ser mujeres de profunda experiencia de Dios, llenas de serenidad y de paz, para irradiarlo a los demás. ¡Qué hermoso es vivir en la comunión de la Iglesia!
Cuando se habla de vida contemplativa, frecuentemente se piensa en algo lejano, en algo que no toca la realidad….
Nuestras vidas, entregadas por amor a Dios y a los hombres, revierten en bien de los demás, en beneficio de todos, porque nos hacemos voz ante Dios, para alabarle, darle gracias y pedir por todas sus necesidades. ¿Hay algo más real que el amor de Jesús? Esta realidad es la que nos hace caminar siempre hacia delante y la que nos mueve para hacer que este mundo sea algo más de Dios.
Estos últimos meses la sociedad española ha vivido confinada en sus domicilios. Muchos decían que vivían como monjas de clausura….
Han vivido en familia momentos de encuentro con Dios, han orado juntos, han vivenciado su fe. Yo diría que han experimentado algo primordial: que nuestras vidas no dependen de nosotros, que estamos en manos de Dios.
Se ha publicado mucho la labor de trabajo manual de monasterios para ayudar en la pandemia. ¿Es útil la otra labor? La oración, ¿sirve?
Es la dimensión trascendente de nuestra vida terrena. La oración llega donde la carne no puede llegar. El hombre es un ser orante ayer, hoy y siempre. Y la experiencia de esta pandemia, lo ha corroborado con creces.
En España se cerraron en 2019 cincuenta monasterios y se «perdieron» 471 monjas, ¿qué futuro tiene la vida contemplativa?
El futuro está en manos de Dios, como todo en esta vida. Somos parte de la Iglesia que Jesús fundó. Él es el que llama. Nos toca vivir con hondura y coherencia nuestra vocación y confiar nuestro futuro al dueño de la mies.
Apartada del mundo, en el corazón de la Iglesia, ¿qué le diría a una sociedad que se ha visto amenazada y tan afectada por la pandemia?
Nos toca sencillamente «confiar» en Dios. El Señor está presente en aquellos que le buscan con sincero corazón. Ante la dolorosa experiencia de esta pandemia, hemos experimentado nuestra pequeñez, limitación e impotencia, pero también la maravilla de la colaboración fraterna, y sobre todo, la experiencia de la fe. Demos gracias desde lo más profundo de nuestro corazón y sigamos pidiendo a Dios. Y recordemos una gran certeza: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».