Un año de la muerte del obispo Rafael Torija de la Fuente

Hoy, dos de marzo, hace un año de la muerte del obispo de Ciudad Real, Rafael Torija de la Fuente.

Falleció al clarear el 2 de marzo de 2019 [ver vídeo publicado tras su muerte], a los 91 años. Durante 27 años fue el obispo de la Iglesia de Ciudad Real, desde que tomara posesión el 6 de noviembre de 1976. Su renuncia, por edad, fue aceptada por el papa san Juan Pablo II el 20 de marzo de 2003. Desde su jubilación, don Rafael continuó viviendo en la capital manchega, en la casa sacerdotal. Sumados ambos períodos, compartió casi la mitad de su vida, 46 años, con toda la Iglesia ciudadrealeña.

Con motivo del primer aniversario de su muerte, el próximo viernes 6 de marzo, el obispo don Gerardo Melgar presidirá la eucaristía en la catedral, donde está enterrado don Rafael.

El día siguiente de su muerte, el 3 de marzo de 2019, el féretro llegó a la catedral para la capilla ardiente. En la puerta del Prado lo recibieron el obispo de la diócesis, monseñor Gerardo Melgar, varios sacerdotes, el Cabildo, numerosos fieles y autoridades. Era domingo, durante todo el día cientos de fieles pasaron por la capilla para rezar y dar el último adiós a uno de los pastores que más años permaneció en la diócesis de Ciudad Real [Vídeo de la llegada del féretro a la catedral].

En la tarde de ese domingo, antes de cerrar la capilla ardiente, la catedral se llenó de fieles para orar por don Rafael. Fue la oración de vísperas, presidida por el obispo, don Gerardo Melgar, que resumió los sentimientos en esos momentos de toda la Iglesia manchega como gratitud y petición, «dos actitudes y sentimientos que tenemos en este momento y que surgen en nuestro interior de manera espontánea», dijo el obispo. [Ver vídeo de la oración de vísperas]

En la mañana del día siguiente, el 4 de marzo de 2019, se celebró la misa exequial en la catedral, presidida por don Gerardo Melgar. Minutos antes, se recibía un telegrama con el pésame del papa Francisco.

Con el templo abarrotado, el féretro, portado a hombros por seis sacerdotes —todos ellos ordenados por el obispo difunto—, se llevó en procesión hasta los pies del presbiterio. Allí, después del saludo del obispo, cuatro sacerdotes dejaron sobre el féretro una casulla blanca, una mitra, el evangeliario y un báculo. [Aquí puedes ver el vídeo de la misa exequial]

«En esta hora, Señor, me llena de consuelo, de esperanza, de alegría, tu palabra, tu presencia, tu Iglesia “sé de quién me he fiado”. Sé que si morimos contigo, viviremos contigo, que si perseveramos reinaremos contigo. Porque incluso si hubiéramos sido infieles contigo, Tú permaneces siempre fiel».

En la homilía, el obispo leyó fragmentos del testamento espiritual de don Rafael, haciendo resonar de nuevo la voz de monseñor Torija en la misma sede desde la que se dirigió tantas veces a los fieles. El escrito concluía con estas palabras: «En esta hora, Señor, me llena de consuelo, de esperanza, de alegría, tu palabra, tu presencia, tu Iglesia “sé de quién me he fiado”. Sé que si morimos contigo, viviremos contigo, que si perseveramos reinaremos contigo. Porque incluso si hubiéramos sido infieles contigo, Tú permaneces siempre fiel, pues no puedes negarte a Ti mismo (cf. 2 Tim 2,8. 11-13). Sé que Tú eres mi pastor, que nada me falta; que me haces recostar en fuentes tranquilas, que no debo tener miedo, aunque tenga que pasar por cañadas oscuras, porque Tú vienes conmigo; que tu bondad y tu misericordia me acompañan hasta la Casa del Padre por años sin término. Me pongo, Señor, en tus manos. Tú eres mi Padre». [Aquí puedes ver la misa exequial al completo, que se retransmitió en directo por redes sociales]

Cuando terminó la misa, monseñor Gerardo Melgar se dirigió al féretro, que incensó y asperjó mientras la Coral Diocesana entonaba Al paraíso.

El cuerpo de don Rafael se inhumó en la vía sacra de la catedral.