Como cada año, la Catedral de Ciudad Real se ha llenado con las autoridades y numerosos agentes de policía que han querido participar de la celebración eucarística de los Santos Ángeles Custodios. De esta forma, el Cuerpo Nacional de Policía se acoge a sus patrones, custodios de aquellos que custodian la seguridad de los ciudadanos.
En su homilía, el obispo habló del cuidado de Dios por todos: «Dios ha puesto a los ángeles en nuestra vida para que nos guarden en sus caminos. Celebrar hoy la fiesta de los ángeles es celebrar, de modo especial, el amor y la providencia de Dios con los hombres». Partiendo de esta idea, explicó tres actitudes: la primera, «la gratitud ante tanto amor y preocupación por nosotros cuando nosotros a veces nos olvidamos y no nos interesamos por el Señor»; la segunda, la «respuesta generosa por nuestra parte» y la tercera, «la responsabilidad y la solidaridad ante tantas personas que hoy nos encontramos en nuestro mundo necesitadas de ayuda».
Después, el obispo invitó a la Policía Nacional a ser «ángeles para los demás, la mano amiga, el hombro fraterno y la palabra de ánimo que les ayude en los momentos de dificultad». «Para vosotros –continuó–, profesionales del servicio a los demás, la fiesta de los Ángeles Custodios debe ser una llamada a realizar vuestra tarea con verdadera entrega, buscando sobre todo, y siempre, el bien de las personas que encontráis necesitadas. Ser verdaderos samaritanos del s. XXI, que están siempre dispuestos a ayudar a quien les necesite en cualquier momento y ante cualquier necesidad».
Las palabras del obispo concluyeron invitando a todos los fieles a ser «manos amigas con los demás».
Aunque los Ángeles Custodios se celebran el día 2 de octubre, al caer este año la festividad en domingo, la Eucaristía en la catedral con la Policía Nacional se ha celebrado este lunes 3 de octubre.