La comunidad cristiana de La Solana celebra este año los cincuenta años de vida pastoral de la parroquia de San Juan Bautista de la Concepción, antiguo convento trinitario.
Por este motivo, el pasado 14 de febrero, el obispo, don Gerardo Melgar, presidió la misa en el templo parroquial, recordando de la mejor manera posible a todas las generaciones que vivieron su fe en la parroquia.
Hace 50 años, un 14 de febrero, tomó posesión de la parroquia el sacerdote Francisco Jiménez González. Se eligió ese día por ser la fiesta del titular de la parroquia, san Juan Bautista de la Concepción, santo natural de Almodóvar del Campo que, en su reforma de la orden trinitaria, fundó un convento en La Solana. En la iglesia de ese convento se levantó la parroquia solanera, tras su reconstrucción despues de los daños sufridos en la Guerra Civil.
Hace 50 años, un 14 de febrero, tomó posesión de la parroquia el sacerdote Francisco Jiménez González. Se eligió ese día por ser la fiesta del titular de la parroquia, san Juan Bautista de la Concepción
La comunidad
comenzó los actos del cincuentenario el pasado 30 de noviembre, el primer domingo de Adviento, por comenzar el año litúrgico. Desde entonces, han llevado a cabo varios actos, como la exposición histórica en la Casa de la Encomienda de la localidad, que se abrió el 8 de febrero y se clausurará el sábado 22 de febrero.
En el terreno más religioso, la parroquia celebró un triduo del 11 al 13 de febrero, con la predicación de los tres párrocos de la población: Benjamín Rey, párroco de Santa Catalina, también en La Solana; Eduardo Guzmán, párroco in solidum de San Juan Bautista y Jesús Navarro, también párroco in solidum de esta última.
Tras las tres misas, el obispo presidió la celebración central el viernes 14 de febrero, en un templo lleno con la presencia de todos los grupos de la parroquia, pero «con un ambiente familiar», explicó Jesús Navarro. Además de los tres párrocos solaneros, concelebraron Manuel Infante, antiguo párroco; y el arcipreste de Mancha Este, José Carlos Redondo.
En la homilía, don Gerardo Melgar agradeció el tiempo y el esfuerzo que se dedica en la pastoral parroquial para que sea «una parroquia viva, evangelizada y evangelizadora». Enfatizando este sentimiento de gratitud, enumeró lo que la parroquia ha hecho por los solaneros desde su creación, acompañándolos en el crecimiento en la fe, alimentando su identidad de cristianos, ofreciendo los sacramentos y, en resumen, transmitiendo a través de testigos la fe en Cristo resucitado.
«Una familia lo es de verdad si cada uno de sus miembros aporta lo mejor que tiene. Uno aportará su bondad, otro su alegría».
El obispo continuó animando a todos a sentirse corresponsables de la parroquia, puesto que «todos somos comunidad de fe que compartimos criterios, estilo y vivencias», explicó. En este sentido, el cincuenta aniversario hace una llamada a mirar al Señor para reconocer que todo depende de Él, también el esfuerzo y «compromiso personal de aportar todo lo que cada uno pueda para que toda la comunidad funcione». La parroquia, explicó don Gerardo, regala a los fieles sus dones, pero también exige de ellos la entrega y la participación, como en una familia: «Una familia lo es de verdad si cada uno de sus miembros aporta lo mejor que tiene. Uno aportará su bondad, otro su alegría».
Después, el señor obispo pidió tres compromisos a los parroquianos: que sean buenos testigos de la fe; que ejerciten la corresponsabilidad en la parroquia y que compartan sus bienes con la comunidad y con los más necesitados.
Cuando terminó la misa, la comunidad siguió con las celebraciones en el patio de la Casa de la Iglesia.