La parroquia de San Juan Bautista de la Concepción de La Solana inauguró el pasado 30 de noviembre los actos por sus 50 años de labor con una eucaristía a la que asistió gran parte de la comunidad.
Aunque erigida como parroquia el 8 de noviembre de 1954 por un decreto del obispo Emeterio Echevarría, no comenzó su acción hasta febrero de 1970 a través de un decreto de puesta en marcha del obispo Juan Hervás. Fue entonces, aunque con las obras aún inacabadas, cuando el templo estuvo dispuesto para poder acoger las celebraciones comunitarias con lo mínimo tras su destrucción en la guerra civil.
Hasta ese momento, los pies del templo del antiguo convento de los trinitarios descalzos –la parte mejor conservada–, habían servido como capilla para Jesús Rescatado mientras se rehabilitaba el resto del edificio, fundación del propio san Juan Bautista de la Concepción en el s. XVII como convento reformado de los trinitarios.
«Llevamos 50 años anunciando a Jesús, celebrarlo puede ser una ocasión que no podemos desaprovechar para revitalizar ese anuncio del Evangelio, crecer en ardor pastoral, en ilusión por anunciar a Jesús, en mejorar nuestro testimonio, nuestra espiritualidad, nuestra relación con Jesús»
De este modo, el 14 de febrero de 1970, fiesta del entonces beato Juan Bautista de la Concepción, tomó posesión de la parroquia su primer párroco, Francisco Jiménez González. Por la gran afluencia de gente, se tuvo que celebrar la misa en la parroquia de Santa Catalina, en el centro de la población, celebrándose ya la eucaristía en la nueva parroquia el 15 de febrero.
Ahora, la comunidad comienza una serie de actos por los cincuenta años de camino pastoral, que tuvieron su punto de partida el 30 de noviembre con la misa, a la que asistió gran parte de la comunidad, presidida por el sacerdote Jesús Navarro y concelebrada por el otro párroco, Eduardo Guzmán y por Benjamín Rey, párroco de Santa Catalina, la otra comunidad de La Solana.
En la homilía, Navarro explicó que quisieron comenzar las celebraciones con el comienzo del año litúrgico, en el primer domingo de Adviento, y animó a la comunidad a celebrar con alegría medio siglo de anuncio de Cristo: «Llevamos 50 años anunciando a Jesús, celebrarlo puede ser una ocasión que no podemos desaprovechar para revitalizar ese anuncio del Evangelio, crecer en ardor pastoral, en ilusión por anunciar a Jesús, en mejorar nuestro testimonio, nuestra espiritualidad, nuestra relación con Jesús».