El Museo Diocesano destaca este mes una escultura que representa a san Sebastián. En bulto redondo, realizada en madera tallada y policromada, es del siglo XVII, de autor desconocido, con una altura total de 130 cm. Pertenece a la Parroquia de Nuestra Señora la Virgen de la Consolación Ballesteros de Calatrava y está expuesta en el Patio (Sala III) del museo.
Biografía del santo
Sebastián, hijo de familia militar y noble, nació en las Galias y fue educado en Milán. Centurión de la primera cohorte en tiempos de Diocleciano, convertido al cristianismo, aprovechó los momentos más adecuados para socorrer a aquellos que se encontraban recluidos en las cárceles. Por preferir la milicia de Cristo, el emperador mandó que lo sacaran al campo y lo ataran a un árbol. Los soldados lo mataron a flechazos clavando en su cuerpo tal cantidad de dardos que lo dejaron convertido en una especie de erizo (Santiago de La Voragine “La leyenda dorada”), pero sobrevivió. Al volver a dar testimonio de su fe, fue azotado hasta la muerte. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia (s. IV), en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián (Martirologio romano Vida de San Sebastián).
El culto a san Sebastián es muy antiguo; es invocado contra la peste y los apestados, después de que, según menciona Pablo Diácono, cesara una peste padecida en Roma en 680 tras ser invocada su intercesión, milagro por el que fue nombrado patrono de Roma, junto a San Pedro y San Pablo, siendo trasladadas sus reliquias desde las catacumbas que llevan su nombre hasta la iglesia de San Pietro in Vincoli.
Existe otra teoría según la cual, el pueblo representaba la peste como una lluvia de flechas, al haber sufrido el asaetamiento y haber salido ileso del mismo, sus devotos pensaron que podría hacer lo mismo con ellos.
En este sentido, compartió en la cristiandad su función de protector de la salud junto a san Roque y san Antón, convirtiéndose a su vez en patrono de numerosas poblaciones (se celebra el día 20 de enero).
Su culto aparece recogido en el Calendario de Cartago, en el Sacramentario Gelasiano y en el Santoral Gregoriano. Asimismo, por su defensa de la fe, el papa Cayo le otorgó en el siglo III el título de Defensor de la Iglesia.
Además es llamado el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general; entre ellos cabe destacar la escultura de Alonso Berruguete conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la pintura de El Greco «El martirio de san Sebastián», en el Museo catedralicio de Palencia.
Iconografía
La escultura expuesta en el museo, nos muestran al santo en pie, amarrado al árbol y sirviendo de diana a los arqueros, su posición es básicamente frontal y nos muestra el episodio más conocido de la vida del santo, su primer martirio.
La talla está concebida y ejecutada con gran delicadeza, presentando al santo dotado de una serena belleza juvenil a manera de apolo cristiano, aparece desnudo bien proporcionado y buena anatomía, atado al tronco de un árbol (Guarda paralelismo con la pasión de Cristo, Cristo atado a la columna) en el momento que sufre el martirio de ser asaetado, siguiendo una iconografía tradicional desde el Renacimiento; de pie, sostenido y atado por la muñeca del brazo izquierdo a un tronco de árbol de base gruesa, con varios nudos. Sus pies están apoyados en las raíces o base del tronco del árbol, ello se debe a que en estas primeras representaciones se instalaba un pequeño soporte al pie del poste al objeto de elevar la figura del santo de la de los arqueros que se mostraban junto a él. Recubierta con una fina capa de yeso, y policromada en tonos marrones, verdes y rojiza. Por encima se recubre parcialmente con un baño de plata corlada.
Se cubre con un paño de pureza, policromada, en tonos azules, blancos y amarillos, marrones, dispuestos en bandas verticales.
Distribuidos por todo el cuerpo aparecen pequeños orificios sangrantes, en los cuales se situarían las flechas (se relacionarían con las llagas del cuerpo de Jesús).
El santo mantiene una expresión impasible al dolor, levantando la cabeza para dirigir al cielo sus ojos confiados en la esperanza Divina. De frente pequeña, cejas finas, pintadas ojos también pintados, de forma ovalada, elevados, nariz pequeña y chata boca cerrada enrojecida. El tono de su tez es lívido, con toques rosados, sobre todo en las mejillas.
Todos estos detalles y la estilización anatómica dotan a la imagen de una belleza y vida interior que provocan en el espectador ternura y compasión.
Mensaje
…”San Sebastián nos muestra que, además de los perseguidores que se ven, hay otros que no se ven, peores y mucho más numerosos… Hay persecuciones no sólo exteriores sino también interiores en el alma de cada uno”. San Ambrosio
Texto: Ana María Fernández Rivero
Horario del museo
- De martes a viernes, de 9:30 a 14:00 horas.
- Los sábados, de 10:00 a 12:00 horas.
- Día de cierre: lunes.
Es posible realizar una visita guiada concertando una cita previamente. El acceso al museo se permite hasta media hora antes del cierre, mientras que el desalojo de las salas comienza 10 minutos antes del cierre.