En la mañana del pasado sábado 6 de julio el obispo ordenó como sacerdote en la Catedral a José Manuel Vellón Valverde, natural de Villanueva de los Infantes.
Familiares y amigos del diácono llenaron la Catedral, en la que concelebró la mayor parte del presbiterio de la diócesis.
El mismo José Manuel, como diácono, proclamó el evangelio. Después de ser llamado públicamente ante el obispo; el rector del Seminario, Manuel Pérez Tendero, lo presentó a monseñor Melgar, explicando que se le considera apto para el sacerdocio.
En la homilía, el obispo se dirigió a José Manuel explicando el nuevo camino que emprende: «La ordenación te convertirá en auténtico sacerdote del Nuevo Testamento para anunciar el evangelio, apacentar al pueblo de Dios y celebrar el culto divino, principalmente en el sacrificio del Señor».
«El sacerdote no es un teórico de la Palabra de Dios, es alguien que debe vivir aquello que predica, alguien que debe creer lo que lee, que debe enseñar lo que cree y que debe practicar lo que enseña»
El obispo recorrió las tareas a las que dedica su vida el sacerdote, siempre enfatizando la alegría con la que ha de vivir. Se refirió a la transmisión de la palabra, explicando que «el sacerdote no es un teórico de la Palabra de Dios, es alguien que debe vivir aquello que predica, alguien que debe creer lo que lee, que debe enseñar lo que cree y que debe practicar lo que enseña». Puso al ordenando el ejemplo de «san Juan de Ávila, patrono del clero secular al que vas a pertenecer desde ahora arrastraba con su predicación verdaderas multitudes de gente, porque lo que predicaba con la palabra lo vivía en la vida». Siguió en la misma línea aconsejándole vivir lo que predica: «Tu enseñanza debe ser alimento para el pueblo de Dios, pero tu vida tiene que ser siempre un estímulo para los discípulos de Cristo, a fin de que tu palabra y tu ejemplo vayan edificando la casa que es la Iglesia de Dios».
«Te corresponderá también como sacerdote –continuó don Gerardo– la función de santificar en Cristo. Por medio de tu ministerio alcanzará su plenitud el sacrificio espiritual de los fieles que por tus manos, junto con ellos, será ofrecido sobre el altar, unido al sacrificio de Cristo en la celebración incruenta. […] Ten en cuenta lo que haces e imita lo que conmemoras, de tal manera que al celebrar el misterio de la muerte y resurrección del Señor te esfuerces por hacer morir en ti todo lo que haya de malo y procures caminar siempre en una vida nueva de acuerdo con el estilo de Jesús».
«No olvides que has sido elegido entre los hombres por el Señor y puesto al servicio de ellos en las cosas de Dios»
Después recorrió los sacramentos a los que se dedicará el sacerdote, volviendo a subrayar la alegría con la que debe vivir: «Al introducir a los hombres en el pueblo de Dios por el bautismo, al perdonar los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia por el sacramento de la penitencia, al dar a los enfermos el alivio del óleo santo, al celebrar los ritos sagrados y al ofrecerte durante todo el día, y ofrecer la alabanza, la acción de gracias y la súplica, no solo por el Pueblo de Dios, sino por el mundo entero, no olvides que has sido elegido entre los hombres por el Señor y puesto al servicio de ellos en las cosas de Dios. Realiza pues con alegría perenne y con amor el ministerio de Cristo sacerdote, no buscando tu propio interés, sino el de Jesucristo, tratando de que el evangelio llegue a todos los hombres porque el Señor te ha elegido para que seas su mensajero, para que lleves el mensaje al corazón del mundo y, gracias a él, se produzca el encuentro salvador de todos los hombres con Cristo».
Monseñor Melgar siguió explicando que la credibilidad del ministerio «para el hombre de hoy» depende de vivir el sacerdocio con alegría, con verdad, huyendo de la tristeza: «De ninguna manera podemos vivir nuestro sacerdocio con amargura, a medias tintas, sin convencimiento de que es lo mejor que nos ha pasado en la vida. La vivencia de nuestra vida como sacerdotes debe ser siempre una vivencia alegre a pesar de las dificultades que podamos encontrar. Alegres por la llamada de Dios y la respuesta que le damos, alegres porque somos lo que somos y por ser lo que somos, alegres por la misión tan sublime que el Señor nos ha confiado, aunque nosotros seamos pobres y débiles, alegres porque a pesar de las dificultades que encontremos […] sabemos que no estamos solos. Sabemos que delante de nosotros va el Señor.
«De ninguna manera podemos vivir nuestro sacerdocio con amargura, a medias tintas, sin convencimiento de que es lo mejor que nos ha pasado en la vida»
Ordenación
Después de la homilía comenzó el rito de la ordenación con las promesas del diácono y la oración letánica de toda la asamblea. Este último es uno de los momentos más característicos y recordados de las ordenaciones, pues el ordenando se postra en el suelo, mientras el resto de la comunidad, de rodillas, ruega la intercesión de los santos.
Al término de las letanías el obispo impuso las manos sobre José Manuel, consagrándolo como sacerdote. Después, todo el presbiterio impuso sus manos en silencio y orando sobre el nuevo sacerdote.
Tras este momento central de la celebración, el obispo ungió las manos del sacerdote con el Santo Crisma, entregándole después el cáliz y la patena.
El rito de la ordenación concluyó con el abrazo de todos los sacerdotes, expresando la acogida del nuevo sacerdote en el presbiterio diocesano.
Al final de la celebración el obispo entregó el título de presbítero a José Manuel Vellón que, por ahora, continuará trabajando en la Unidad de Acción Pastoral de los Montes.
José Manuel Vellón Valverde
José Manuel Vellón Valverde es natural de Villanueva de los Infantes y tiene 39 años. Estudió Ingeniería de Caminos en la Universidad de Castilla La Mancha. Después de unos años de vida laboral, ingresó en nuestro Seminario Diocesano donde ha realizado los estudios de teología y filosofía previstos para los que se preparan para el sacerdocio. Ingresó en el Seminario en 2011.
Monseñor Melgar
lo ordenó como diácono el 22 de septiembre de 2018 en la Catedral y como sacerdote este pasado sábado 6 de julio.
En el curso 2018-2019 ha formado parte del equipo
in solidum de la Unidad de Acción Pastoral que reúne a las parroquias de Alcoba de los Montes, Arroba de los Montes, El Robledo, El Torno, El Trincheto, Fontanarejo, Horcajo de los Montes, Las Peralosas, Navalpino, Navas de Estena, Porzuna, Retuerta del Bullaque y Santa Quiteria. Esta Unidad de Acción Pastoral está conformada por cuatro sacerdotes, el que todavía es diácono, y por la Asociación apostólica «Reina de los Ángeles».