El Instituto Diocesano de Teología Beato Narciso Estenaga clausuró el curso 2017/2018 el pasado miércoles 30 de mayo en uno de los momentos con más matrículas abiertas.
En su décimo año (comenzó en 2008), el instituto cuenta con 159 alumnos en el curso de tres años de enseñanza No Reglada, 43 de ellos nuevos y 86 en el curso de Profundización. En el Grado de Ciencias Religiosas hay 76 alumnos y en el curso de Agentes de Pastoral que comenzó este año 679 estudiantes distribuidos en cuatro sedes.
El director del IDT, el sacerdote Juan Serna Cruz, explicó durante la clausura que se encuentra muy «agradecido al finalizar el décimo curso del instituto de Teología, que existe porque los laicos demandaban una formación seria y honda en la fe cristiana. Mientras exista esta inquietud en la Diócesis, el instituto hará todo lo posible para responder a la demanda de las formas más adecuadas».
El acto de clausura del pasado 30 de mayo comenzó con la ponencia del profesor Luis Eduardo Molina, profesor de Patrología que habló sobre el tema «La identidad desconocida. Reflexiones sobre la identidad cristiana en la actualidad». Durante su intervención, explicó el cambio que se dio en la historia de la Iglesia al pasar de una comunidad en la que se impartían los sacramentos una vez existía la identidad cristiana, ya asumida por el sujeto; a una Iglesia que imparte los sacramentos sin que los cristianos hayan afirmado aun su identidad. Después de explicar esto, propuso algunas soluciones subrayando algunos intentos actuales y el cambio que propuso el Concilio Vaticano II.
Tras la lección de clausura, el profesor y el rector del Seminario entregaron los diplomas a 30 estudiantes que han superado la formación No Reglada.
La eucaristía de clausura
Después de la clausura académica, el obispo, monseñor Gerardo Melgar, presidió la eucaristía en la capilla mayor del Seminario, que se llenó con los alumnos del instituto. En su homilía, animó a los estudiantes a continuar su formación para poder dar mejores razones de su fe, «especialmente para los que no creen». Sobre esto, explicó que «hoy ya no sirve la llamada fe del carbonero, o lo que es lo mismo, la de aquellos que dicen creer, pero que no les pregunten razones». Además, la formación teológica es necesaria para la misión, puesto que «somos enviados por el Señor a transmitir al mundo actual el mensaje salvador de Cristo. […] Solamente si tenemos una buena formación teológica podremos transmitir el auténtico mensaje salvador de Cristo, porque nadie da lo que no tiene». Concluyó el obispo agradeciendo a los sacerdotes y al director del instituto su disponibilidad y trabajo para la formación teológica de la comunidad.