El pasado sábado 12 de mayo, el obispo monseñor Gerardo Melgar presidió la eucaristía en la residencia de ancianos de Ciudad Real por la fiesta de la Virgen de los Desamparados.
Le acompañaron concelebrando varios sacerdotes y el capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, don Rafael Pérez Piñero.
El obispo explicó cómo «María sabe de necesidades y desamparos, de soledades y pobrezas», pero permaneció fiel a Dios, «nunca le dio la espalda, nunca desconfió de aquel que la había elegido para que fuera la madre del salvador del mundo». Animó a todos a no olvidar, «ni un solo día de nuestra vida, que tenemos en María un apoyo y una ayuda como nadie nos puede prestar, y desde luego no olvidemos que es posible cumplir la voluntad del Señor».
Para finalizar, explicó que hoy se necesitan «testigos humildes y bondadosos del amor misericordioso, el que mana el corazón de María, de la Virgen de los Desamparados», y para ello debemos seguir su ejemplo y ser instrumentos de Dios, «colaboradores para hacer llegar su amparo a nuestros hermanos más necesitados, los desamparados, los enfermos crónicos y terminales, los ancianos abandonados».
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados tienen residencias en nuestra diócesis en Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Ciudad Real, Daimiel, Tomelloso y Valdepeñas.
La obra de las Hermanitas está puesta bajo la protección y el amparo de Nuestra Señora de los Desamparados, patrona de Valencia.