Esta madrugada varios autobuses de peregrinos salían hacia Lourdes desde distintos puntos de la provincia, llevando jóvenes, niños, enfermos y voluntarios para la trigésimo novena peregrinación diocesana a Lourdes.
Al frente de la peregrinación viaja el obispo, monseñor Gerardo Melgar que, además, dedicó a esta experiencia la carta dominical del pasado domingo, afirmando que «la peregrinación a Lourdes es una oportunidad para los enfermos de actualizar su fe, de descubrir y de vivir que Dios no se olvida de nosotros, sino que nos tiene muy presentes; que a pesar de la enfermedad, Dios sigue interesado en nuestra vida; y que todos, y también ellos, somos importantes para el Señor. El encuentro con la Virgen y con la fe de otros, que como ellos acuden a María pidiendo su protección, reaviva su fe y les ayuda a vivir su enfermedad con un espíritu renovado y de fe».
Con el obispo viajan 180 enfermos, 45 jóvenes, 54 niños, 200 camilleros y enfermeros, 12 sacerdotes y decenas de peregrinos, que vivirán una experiencia de fe y oración en torno a la Virgen María.
Este sábado, la mañana comenzará con el Viacrucis, que celebran por turnos los hospitalarios, los niños y los peregrinos. Después, el grupo pasará por la puerta jubilar para celebrar la misa de apertura a las 10 de la mañana. Durante esta celebración, tendrá lugar la Unción de Enfermos.
La tarde se dedicará al acto penitencial y a la procesión de antorchas.
El domingo, los peregrinos de Ciudad Real participarán de la misa internacional, pasando después los enfermos por las piscinas del santuario. Por la tarde, celebrarán una procesión con el Santísimo, continuando en la noche con la Hora Santa.
El último día de la peregrinación será el lunes 27 de junio. Tras la misa en la Gruta, los peregrinos visitarán los lugares de Bernadette, celebrando la «fiesta de los enfermos» tras la comida. Por la noche, la peregrinación se despedirá orando a María, con el Rosario.
Durante toda la peregrinación, los niños y preadolescentes disfrutan de actividades distintas, con juegos y momentos de aprendizaje y oración especialmente adaptados para ellos. De este modo, además de incentivar el amor y la devoción a María, se preparan los futuros voluntarios para estas peregrinaciones. Además, de este modo, y también el grupo de jóvenes, se acerca a la realidad de la enfermedad.