El 22 de diciembre el obispo se reunió con gran parte del presbiterio en el Seminario, donde presidió la eucaristía.
La misa fue el comienzo de una jornada de convivencia que se celebra cada año, en la que monseñor Gerardo Melgar felicitó «por adelantado» la Navidad a sacerdotes y seminaristas. Durante la homilía, habló del amor del Hijo de Dios al hombre, que «se rebaja de su categoría de Dios [...] y nos ama a cada uno, estemos en la situación que estemos». «Este —dijo— es el mensaje que el Señor nos ha encomendado para que llevemos hasta el confín del mundo». La Navidad no solo es hacer memoria, sino que «es también y debe ser algo que acontece hoy y quiere ser realidad en la vida de cada uno de nosotros», explicó.
Después de la eucaristía, los seminaristas representaron el festival de Navidad a los sacerdotes, que este año se celebró en la capilla y que fue una oración acompañada de villancicos, concluyendo con la adoración al Santísimo.