En la tarde del pasado miércoles se celebró el comienzo oficial del curso en el Seminario Diocesano y en el Instituto Diocesano de Teología «Beato Narciso Estenaga».
Los actos comenzaron con la eucaristía en la capilla mayor del Seminario. Presidida por el obispo, durante la misa los profesores rezaron el credo e hicieron el juramento de fidelidad a la fe de la Iglesia.
En su homilía, ante una asamblea numerosa formada por los seminaristas, sus familiares y decenas de alumnos del nstituto de Teología, el obispo se refirió de manera especial al nuevo equipo de formadores y a los seminaristas. A los primeros, les dijo que «comienzan este primer curso como equipo de formadores en el Seminario cargados de ilusión y de esperanza, convencidos de que el encargo que el obispo les ha hecho es una de las tareas pastorales más importantes y delicadas de la diócesis». Además, «va a significar algo muy importante para dar lo mejor de sí mismos y poner de su parte todo cuanto esté en su mano, para que los seminaristas encontréis en ellos el modelo en el que fijaros y el apoyo y estímulo que vais a necesitar de su parte en tantos momentos del curso».
A los seminaristas, treinta y dos alumnos en total, monseñor Gerardo Melgar les animó a vivir el curso con valentía y esperanza: «No podéis defraudar las esperanzas e ilusiones que ellos tienen de poner todo lo que son y lo que tienen a vuestro servicio. De poco serviría su empeño y su trabajo si vosotros no estuvierais receptivos y no aprovecharais todo lo que os corresponde y que ellos con su dedicación y entrega os van a proporcionar». Además, continuó, les invitó a no olvidar que «a quien más importáis cada uno de vosotros es al Señor, y Él os va a acompañar continuamente como el mejor compañero de camino para que sintáis su compañía y no os sintáis solos».
Después de las palabras del obispo, ante él mismo, el altar y el Evangelio, todos los profesores rezaron el credo, jurando fidelidad a la fe de la Iglesia en la tarea que se les ha encomendado.
Tras la misa, todo el grupo se reunió en el salón de actos del Seminario, donde tuvo lugar la lección inaugural del curso, a cargo del sacerdote Bernardo Torres, vicario judicial de la diócesis y profesor de Derecho Canónico en el Seminario, con el título «La libertad religiosa, derecho fundamental para la paz». En su conferencia, el profesor insistió en que la libertad religiosa es un derecho inherente a la persona y que, por tanto, ha de tener mínimas limitaciones.
Antes de la conferencia, Juan Serna, director del Instituto Diocesano de Teología, se dirigió a todos los estudiantes, ochenta y dos alumnos matriculados en el Bachillerato en Ciencias Religiosas, de los que 10 son alumnos nuevos; 98 matriculados en el curso básico de Teología, de los que cuarenta son alumnos nuevos y a los ochenta y siete del curso de profundización. Es decir, casi doscientos setenta alumnos del Instituto Diocesano de Teología.
Por su parte, el rector del Seminario, Manuel Pérez Tendero, resumió el comienzo del curso con tres términos: «gracias», al obispo, compañeros sacerdotes, profesores, formadores y a las franciscanas del Buen Consejo «que tanto tiempo acompañan con su maternal disposición nuestra formación». También pidió «sabiduría» a Dios en el camino del estudio teológico, donde «unos ejercen como directores de camino y otros de caminantes», pero todos necesitados de la sabiduría. En tercer lugar habló de «alabanza», puesto que «si estamos aquí no es para aprender más principalmente, ni siquiera solo para evangelizar más. Sino para evangelizar más porque queremos dar gloria a Dios».