Del 22 al 27 de julio, la asociación «Odres nuevos», de Valdepeñas, ha peregrinado a Santiago de Compostela. Seis años en los que, en colaboración con la parroquia del Santo Cristo de la localidad y el Instituto Secular «Hijas de la Natividad de María» han abrazado al apóstol Santiago.
El grupo ha estado compuesto por veintidós niños y jóvenes de entre 11 y 16 años. Además ocho monitores que los han acompañado junto al párroco de la parroquia del Santo Cristo, de Valdepeñas.En esos días han realizado el Camino Portugués partiendo desde la localidad de Tui (Pontevedra).
El 26 de julio, en la misa del peregrino, fueron los encargados de hacer la ofrenda al apóstol ante cientos de personas de diversas nacionalidades congregadas en la Catedral de Santiago. Más de cien kilómetros recorridos para llevar ante el Apóstol la alegría y la fe en nombre de todos los habitantes de Valdepeñas.
En estos seis años en los que la asociación «Odres nuevos» ha organizado la peregrinación a Santiago de Compostela han sido más de 150 personas las que han participado. Más de un centenar de niños y jóvenes de entre 8 y 20 años que son a los que va dirigida esta actividad y unas cincuenta personas adultas que acompañan a los niños como monitores y asistentes en el Camino. «La peregrinación a Santiago de Compostela ofrece al caminante con la mente abierta la oportunidad de librarse de pesadas cargas, desconectar de la vida cotidiana y aprender cosas nuevas de sí mismo y del mundo que le rodea con cada paso que da».
El Camino es como si viviéramos toda una vida concentrada en unas cuantas semanas. Y se aprenden cosas tan profundas y hermosas como estas: 1) Se camina mucho mejor acompañado que solo. 2) El entrenamiento y la práctica nos hacen mucho más eficientes. 3) Se consigue mucho más siendo amable y con una sonrisa. 4) El esfuerzo y la satisfacción por lo conseguido son la mejor recompensa. 5) Absolutamente todo el mundo tiene la capacidad de enseñarte algo o sorprenderte. 6) Cuando nos preocupamos más de lo que pasa fuera de lo que tenemos dentro, nos desequilibramos. 7) La planificación es necesaria e importante, pero hay que ser flexible y con capacidad para improvisar. Y, todo ello, visto desde los ojos de la fe en Cristo y en María que es la única fuerza que da sentido e impulso a la experiencia del Camino.