Del 21 al 28 de junio, el Seminario Mayor, junto a varios sacerdotes y familias, peregrinó a Tierra Santa tras os pasos de Jesús de Nazaret.
La visita se hace al menos una vez a lo largo del proceso formativo en el Seminario. A ella se ha sumado el equipo de formadores actual, y ha estado dirigida por el sacerdote Manuel Pérez Tendero, guía de Tierra Santa que será el próximo rector del Seminario. Además, algunos sacerdotes de la Diócesis han viajado también a Israel, así como familiares de los seminaristas y miembros de la Asociación Amigos del Seminario.
La primera parte del viaje tuvo como centro Nazaret, desde donde el grupo visitó el Monte Tabor y, por supuesto, la ciudad de María. Un momento especial fue la visita a Caná, donde los matrimonios que participaron en la peregrinación renovaron sus promesas, como hizo todo el grupo en la visita a las «Fuentes del Jordán». Desde este lugar, en dirección a Galilea, la peregrinación pasó por la frontera con Siria, lugar que recuerdan especialmente por haber rezado por la paz, recordando a los cristianos perseguidos. Después, antes de Cafarnaún, visitaron el lago de Galilea, un lugar «vocacional» donde seminaristas y sacerdotes pudieron rezar por las vocaciones en la Iglesia.
Después de esta primera parte del viaje, el recorrido continuó camino de Belén, desde el Norte del país, pasando por el Monte Carmelo y por Cesarea del Mar, donde visitaron las excepcionales ruinas de la antigua ciudad. En Belén visitaron el lugar de nacimiento de Jesús, y celebraron después la Eucaristía en la capilla de Santa Catalina, del monasterio de los franciscanos.
Jerusalén fue el lugar de descanso de los últimos días, desde donde pudieron visitar el desierto de Judea, la fortaleza de Masada, Qumrán y el Mar Muerto. Además del centro del viaje, en el Santo Sepulcro, con un Viacrucis de madrugada; el grupo visitó la cercana población de Betania y el resto de Jerusalén, Muro de las Lamentaciones, los alrededores de la explanada del Templo, el Monte de los Olivos, y el actual Monte Sión, donde visitaron la Iglesia de la Dormición y el Cenáculo. Allí, cerca del lugar en el que Jesús celebró su Última Cena, los sacerdotes renovaron sus promesas recordando a todo el presbiterio diocesano.
Además de visitar Ain Karem, el lugar de la Visitación de la Virgen; y la Iglesia de San Juan Bautista; pudieron ir a Emaús y Haifa, donde concluyó la peregrinación.
Para esta peregrinación, los seminaristas han estado ahorrando durante años, consiguiendo fondos a través de rifas o de los conciertos de Navidad por diversas parroquias de la Diócesis.