A las 12 del mediodía del pasado sábado 21 de mayo, comenzaba la celebración en la que monseñor Gerardo Melgar tomó posesión como obispo prior de la Diócesis de Ciudad Real.
Monseñor Algora, que ya es obispo emérito de Ciudad Real, presentó la Diócesis al nuevo obispo con una breve alocución, dándo la bienvenida «a la que va a ser tu casa y tu porción del Pueblo de Dios a partir de ahora», destacando que recibe un «pueblo bien dispuesto» en los sacerdotes, en los religiosos y en los laicos.
Después intervino el nuncio, que transmitió en nombre del papa Fracisco a monseñor Algora «un sentido agradecimiento por la eficacia de su muy diligente cuidado pastoral de esta Iglesia particular a lo largo de trece años». Además, expresó al nuevo Obispo de Ciudad Real, Mons. Melgar que «del Señor depende el fruto que hay que esperar con humildad, paciencia y misericordia, actuando como si todo dependiera de nosotros, pero dejando todo en las manos bondadosas de Dios». A continuación, el Nuncio pidió que se mostraran las Letras Apostólicas, el documento por el que el papa Francisco nombra a Mons. Gerardo Melgar Viciosa Obispo de la Diócesis de Ciudad Real y Prior de las Órdenes Militares. El Canciller-Secretario General del Obispado, Miguel Esparza, mostró al Colegio de Consultores las Letras Apostólicas, leyéndolas para conocimiento del Pueblo de Dios.
Después, el Nuncio de Su Santidad el papa Francisco, cedió el báculo (símbolo del Obispo como pastor) al nuevo Obispo de Ciudad Real que se sentó en la cátedra de la Catedral, lugar litúrgico que solo puede ocupar el Obispo de cada diócesis. Con la Catedral escuchando los aplausos y con la alegría de poder contar con nuevo Obispo en nuestra diócesis, una representación del Pueblo de Dios se acercó a Mons. Melgar, ya Obispo de Ciudad Real, para mostrarle su adhesión y su reconocimiento como pastor y como Obispo de la Iglesia en Ciudad Real. En concreto, fueron el Secretario del Consejo Presbiteral; el Secretario del Consejo Diocesano de Pastoral; una familia; un sacerdote; el Presidente de Confer (Confederación de Religiosos) y una religiosa; dos jóvenes y dos seminaristas. A continuación siguió la misa como de costumbre.
En su homilía, el ya Obispo de Ciudad Real, D. Gerardo Melgar Viciosa, saludó a todos los presentes y a los representantes de los más diversos ámbitos eclesiásticos, de la vida pública, política, civil, militar y asociativa. Especialmente, destacó la sencillez y cercanía de sus palabras: «Me presento como vuestro Obispo, con la sencillez y transparencia de un niño, con la ilusión de ser entre vosotros Padre y Pastor, que estando en medio de vosotros formemos el Pueblo santo de Dios y os pueda conocer, amar y cuidar». Como el papa Francisco, pidió que se rece por él: «Vengo necesitado de la ayuda de Dios, y de la de todos vosotros. Necesitado de que, desde el primer momento, pidáis al Señor por mí». En varias ocasiones habló de sencillez, de transparencia, de ser diáfanos y sin dobleces para así «presentar el verdadero rostro de Dios de forma creativa y significativa, para que llame la atención a ese hombre nuevo y lo lleve a encontrarse con el Señor». Además, puso como referente a la familia porque «lo que se vive en la familia, lo mismo como personas que como cristianos, no se olvida nunca y marca a las personas para siempre». Concluyó la homilía poniéndose bajo la protección de la Virgen del Prado, de los santos nacidos en nuestra diócesis: Santo Tomás de Villanueva, San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia, y San Juan Bautista de la Concepción. También, pidiendo la intercesión del Beato Mártir Narciso Estenaga, «que ellos nos asistan con su intercesión para lograr hacer de nuestra Diócesis una Iglesia evangelizada, evangelizadora y comprometida con los más necesitados y en un diálogo abierto con todos».
Al concluir la celebración el nuevo Obispo de Ciudad Real recibió las felicitaciones de numerosas autoridades del ámbito público y, sobre todo, de fieles cristianos que han participado en la Eucaristía.