Cáritas: esperanza y compromiso con los más vulnerables

Cáritas Diocesana de Ciudad Real presentó el pasado 29 de mayo en el Obispado, la Memoria correspondiente al año 2024, un documento que recoge el conjunto de acciones realizadas por la entidad durante el último ejercicio en favor de las personas más vulnerables de la diócesis.

En la presentación de la memoria intervino el obispo, don Gerardo Melgar, que subrayó que en este Año Jubilar de la esperanza, Cáritas se presenta como «peregrina o sembradora de esperanza, acompañando a toda persona que tiene necesidad de ayuda y de esperanza en su vida». Destacó que «dondequiera que haya personas, allí hay esperanza», y afirmó que la labor de Cáritas es dar respuesta a esa búsqueda, ya sea de «algo positivo que espera obtener o esperanza de algo negativo que quiere erradicar de su vida».
 

«La caridad de la Iglesia es acción social a favor de los más desfavorecidos de la sociedad y se alimenta y sustenta en el mandamiento nuevo de Cristo»


El obispo insistió en el carácter eclesial de esta acción caritativa, señalando que «la caridad cristiana que se canaliza precisamente a través de la institución de Cáritas, pone a su disposición medios materiales y humanos para que los pobres puedan recobrar la esperanza en la vida». En este sentido, aseguró que «la caridad de la Iglesia es acción social a favor de los más desfavorecidos de la sociedad» y que esa acción «se alimenta y sustenta en el mandamiento nuevo de Cristo».

Esta acción social, continuó don Gerardo, «nace, se alimenta y sustenta en el mandamiento nuevo de Cristo que los creyentes nos comprometemos a que se haga realidad mirando al frente, de frente a los pobres y sabiendo desprendernos de algo propio para que los pobres puedan llevar una vida realmente digna y logren recuperar esa esperanza que les falta», dijo. Insistió en la necesidad de ayudar, porque «es la caridad de los creyentes en Cristo y el buen corazón de las personas de buena voluntad los que hacen posible que Cáritas tenga los medios necesarios para que los que no tienen dispongan de lo necesario para llevar una vida realmente digna».

Don Gerardo explicó que el amor a Cristo tiene que traducirse en el amor a los hermanos, a los pobres, «con los que Cristo mismo se identifica», dijo. Por eso, «en medio de la sociedad y de una sociedad individualista y egoísta, florece como una con una fuerza grande la luz y la fuerza de Cáritas, que está presente y da respuesta a las necesidades, expectativas y esperanzas de los pobres y desahuciados de esta sociedad».

Compromiso, solidaridad y esperanza
 
Por su parte, la directora de Cáritas Diocesana, Conchi Aranguren, presentó la memoria como «el reflejo del compromiso, la solidaridad y la esperanza que, día a día, compartimos con miles de personas en situación de vulnerabilidad en nuestra diócesis». Explicó que el documento es tanto una herramienta de transparencia como un altavoz: «Queremos rendir cuentas con transparencia, pero también dar voz a quienes muchas veces no la tienen».

Aranguren subrayó el papel clave de las Cáritas parroquiales, «que son la puerta de entrada para promover y realizar estas acciones, ya que son el corazón del trabajo social de Cáritas en el territorio». En estas, afirmó, se prioriza «el trato humano y la escucha activa», pues cada persona es acogida «con respeto, sin juicios y se le ofrece un espacio donde pueda expresar su situación, sus miedos y sus esperanzas».

En su intervención, también tuvo palabras de agradecimiento para quienes hacen posible esta labor: «Gracias a estas personas, Cáritas actúa como puente entre la necesidad y la esperanza. Su acción no solo mejora vidas individuales, sino que fortalece el tejido social».
 
Los números de la acción de Cáritas con los desfavorecidos

Finalmente, la secretaria general de Cáritas Diocesana, María Dolores Olmedo, desgranó los datos más relevantes de la memoria. En 2024, Cáritas atendió a 7.800 personas de forma directa. Además de la importancia del número, la secretaria general puso de manifiesto el «compromiso en la defensa de la dignidad humana de todas las personas, haciendo visible la realidad que éstas viven y que para nosotros no son un número más; tienen nombre y apellidos, les ponemos rostro, forman parte de la vida de Cáritas», explicó.

De estas 7.800 personas, fueron atendidas por primera vez en la entidad un total de 1.555 personas «lo que por un lado constata, que la posibilidad de vivir en una situación de vulnerabilidad o exclusión social es fácil hoy en día, y por otro, que las situaciones de pobreza se cronifican y mantienen en el tiempo».

Olmedo detalló los programas más destacados.  Desde el Programa de Acogida y Acompañamiento —que es la puerta de entrada a Cáritas—fueron atendidas 4.625 personas, prestando más de 17.500 ayudas para cobertura de necesidades básicas como alimentación e higiene, pago del alquiler, pago de suministros del hogar y gastos sanitarios entre otros.

Fruto de los procesos de acompañamiento que se inician en la acogida, desde el Programa de Familia se realizaron acciones educativas para el desarrollo y la promoción de los más vulnerables, realizando seguimiento familiar a 1.661 personas, de las que 542 participaron en 39 talleres educativos realizados por toda la diócesis.

Respecto a las personas mayores, Cáritas acompañó a 532 personas, especialmente a las que viven en entornos rurales. Con ellas se trabaja fomentando «sus capacidades y potencialidades desde la solidaridad, los valores, las tradiciones y la comunicación entre los mayores de las distintas poblaciones rurales de la provincia».

En el Área de Inclusión Social se trabaja con inmigrantes, mujeres en contexto de prostitución, personas sin hogar y con adicciones. Durante 2024 se atendió a 3.536 migrantes, además de 1.002 temporeros. «A pesar del trabajo y esfuerzo realizado, seguimos observando trabas burocráticas a hora de poder acceder a la apertura de una cuenta bancaria, de realizar un empadronamiento, conseguir una tarjeta sanitaria, homologar unos estudios o regularizar la situación administrativa», denunció Olmedo.

En cuanto al Programa de Mujer, desde el que se acompaña a mujeres en contexto de prostitución, se acompañó el pasado año a 56 mujeres, entre las que se detectaron 16 casos con indicios de explotación sexual y 15 con indicios de trata.

En el programa Sin Hogar, Cáritas dio respuesta a 578 personas que vivían en la calle, sin un hogar digno o sin cobertura sanitaria, social o legal.

En el Programa de Adicciones, dirigido a la reducción de daños e inicio de tratamientos de personas con adicciones, se acompañó a 373 personas.

En el Programa de Empleo y Economía Social, Cáritas Diocesana de Ciudad Real atendió a 648 personas durante el 2024. «Con una Agencia de Colocación homologada, una empresa de inserción y dos líneas de negocio, Cáritas promueve la inserción socio laboral de las personas en riesgo o exclusión social y también la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la participación activa», explica la secretaria general.

Por último, Olmedo explicó la ayuda a través de campañas de emergencia y de cooperación fuera de la provincia. Se trabajó en 13 proyectos de cooperación con presencia en 8 países: Bolivia, Perú, Ecuador, Haití, Burkina Faso, Camerún, Congo Brazaville y Palestina. Además, se dio respuesta humanitaria a Haití y a Tierra Santa, así como el apoyo a la campaña de emergencia de Cáritas en Valencia y Albacete por la DANA. Para este fin, se destinaron 642.490€.

Cáritas Diocesana de Ciudad Real mantiene activas 85 Cáritas parroquiales y 10 Cáritas interparroquiales. Este trabajo se hace gracias a 1.081 voluntarios y 63 personas contratadas. Un trabajo y una misión que contaron en 2024 con un presupuesto superior a los 4.870.000 €, con un 34,4% de fondos públicos, un 55,3% de fondos propios (en los que se incluyen las colectas y las aportaciones de socios y donantes) y un 10,3% de empresas o entidades privadas.