El Seminario acogió el pasado 23 de noviembre la décimo sexta asamblea diocesana de Manos Unidas.
El encuentro comenzó con la misa presidida por el obispo, don Gerardo Melgar. Junto a él, concelebró el rector del Seminario, Juan Serna, y el delegado de acción sociocaritativa en nuestra diócesis, Felipe Muñoz.
Don Gerardo agradeció a todos los voluntarios de Manos Unidas su trabajo para paliar el hambre gracias a la ayuda de todos aquellos que colaboran con la ONG.
En la homilía, el obispo recordó los orígenes de Manos Unidas, fundada por mujeres de Acción Católica que «declararon la guerra contra el hambre» con la primera campaña en España en el año 1960. El objetivo era sacier el «hambre de pan, de cultura y de Dios que padece gran parte de la humanidad». Ahora, «Manos Unidas sigue empeñada en esta tarea de hacer la guerra a esta lacra del hambre, de la pobreza», dijo don Gerardo.
Como ejemplo de la solidaridad con el prójimo, el obispo se refirió a la ayuda a los damnificados por las inundaciones de Valencia y de Albacete: «Hemos sido sensibles y hemos arrimado el hombro de mil maneras. Nuestra colaboración nos hace sentir mejor porque hemos hecho y seguiremos haciendo lo que está en nuestra mano para que los afectados sean capaces de superar, superarse y reconstruir cuanto han perdido», dijo. Esta es la ayuda, en este caso, a los más cercanos, pero «hay otras desgracias lejos de nosotros, donde se hace presente Manos Unidas».
Una de las mayores desgracias en el planeta es el hambre, contra la que Jesús nos pidió luchar: «Dadles vosotros de comer, dijo Jesús a sus discípulos». Este mandato lo cumple hoy la ONG Manos Unidas que, a través de la llamada a compartir los vienes, como hizo Jesús con los dos panes y los cinco peces, multiplica los panes para saciar «el hambre de pan, cultura y Dios».
Dirigiéndose a los participantes, don Gerardo les pidió que la llamada de Cristo a «dar de comer» debe ser un compromiso «que florezca en nosotros». A medida que crezca el deber del trabajo por los más necesitados, «seremos también más conscientes y responsables de lo que esta realidad nos está pidiendo, comprometiéndonos con la misión que Cristo nos encomienda».
Pero este compromiso, añadió, no debe quedar solo en los actos personales, sino en la sensibilización, logrando que muchas más personas se incorporen a la lucha contra el hambre. Aquellos que aún no están implicados en la ayuda pueden pensar, explicó, «que es algo que está lejos o que son las grandes políticas o fortunas las que deben solucionar el problema», pero eso no debe tranquilizarnos. El hambre, dijo «es un gran desafío que tiene toda la humanidad porque todos tenemos que aportar por nuestra parte, cada uno según sus posibilidades, para luchar contra el hambre en el mundo».
El hambre «es un gran desafío que tiene toda la humanidad porque todos tenemos que aportar por nuestra parte, cada uno según sus posibilidades, para luchar contra el hambre en el mundo»
Ante esto, insistió en que la ayuda debe ser comunitaria, colectiva, puesto que «solos no podremos solucionarlo, pero sí vamos a ayudar a quien lo necesita y vamos a concienciar a aquellos que están cerca de nosotros».
En el mismo sentido, pidió generosidad a todos los voluntarios «para responder a la llamada del Señor» y acabar con el hambre.
«Que el Señor nos ayude a que no consideremos nunca suficiente lo que hacemos por los demás y por la lucha contra el hambre en el mundo, sino que seamos los que más colaboremos. Precisamente porque somos los que más conciencia tenemos de ello. Que ayudemos también a que otros adquieran esta misma conciencia y trabajen y luchen para que esta desgracia desaparezca algún día del mundo y todos podamos tener suficiente pan, suficiente cultura y también suficiente fe para admitir a Dios y dejarle que actúe en nuestra vida», concluyó.
Después de la misa, la presidenta de Manos Unidas, Conchi Martínez, dio la bienvenida a todos los participantes.
Tras la admisión de nuevos miembros en la ONG, se presentó el informe económico y de actividades del año 2023, que dio paso al espacio formativo. En esta ocasión, Fidele Podga Dikam, coordinador del Departamento de Estudios y Documentación de los Servicios Centrales de Manos Unidas, presentó el Documento Base de la Campaña 2025.
La asamblea continuó con el panel de experiencias, que hizo hincapié en la necesidad del voluntariado joven y en las actividades de sensibilización en los centros educativos.
Después de la comida, la reunión continuó con una ponencia sobre los Objetivos de Desarrollo Sostinible, a cargo también de Fidele Podga Dikam, una intervención con la que concluyó el encuentro.