El pasado domingo, 8 de septiembre, el programa El Día del Señor, de La 2 de Radio Televisión Española se emitió desde el Santuario de la Virgen de las Cruces en Daimiel.
Como cada domingo, en los primeros minutos del programa se emitió un reportaje sobre la localidad narrado por el salesiano Javier Valiente, subdirector de El Día del Señor. Se centró especialmente en las tradiciones religiosas y en la arquitectura de los dos templos parroquiales, Santa María y San Pedro. Entrevistó al sacerdote Valentín Sánchez para que explicara el trabajo pastoral en la localidad, que se hace en su mayor parte de forma interparroquial.
La última parte del reportaje se dedicó al Santuario de la Virgen de las Cruces, explicando la arquitectura del santuario y la historia de la devoción a esta advocación mariana en Daimiel. Manuel Vicente López de la Nieta, presidente de la hermandad, describió los actos que organizan durante el año en torno a la devoción a la Virgen de las Cruces.
«Ella estuvo siempre abierta a las cruces que tuvo que sobrellevar desde la fe»
El programa emitió la entrada de la Virgen de las Cruces al Santuario. Llegó a hombros de jóvenes daimieleños una hora antes del comienzo de la misa, presidida por el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar. Junto al obispo, concelebró uno de los párrocos de Daimiel, Valentín Sánchez; el carmelita natural de Daimiel, Manuel Martín de la Sierra, y el pasionista Casiano Antón Mantilla.
En la homilía, don Gerardo se refirió a la fiesta de la Natividad de la Virgen y a la patrona de Daimiel: «En este santuario, en este día, en esta fiesta de la Natividad de María, la honramos con la advocación de la Virgen de las Cruces, nuestra señora de las Cruces, porque ella estuvo siempre abierta a las cruces que tuvo que sobrellevar desde la fe». Por esto, continuó el obispo, María es un «modelo de apertura a Dios y a todos sus planes» con su «sí» confiado en todos los momentos de su vida, en los agradables y en los difíciles «que traían consigo la cruz y el sufrimiento». Pidió a todos acogerse bajo la protección de María, «para saber imitar en nuestra vida lo que vemos en ella. Sigamos rezándole a ella, que es modelo de fe y de virtudes, teniéndola como modelo a imitar en nuestra vida».