Camino al Jubileo que se celebrará en 2025, este año 2024 será el Año de la Oración siguiendo la propuesta del papa Francisco. En el marco de la preparación del Jubileo, se invita a las diócesis a promover la centralidad en la oración individual y comunitaria.
El año 2025 el papa Francisco convocará a toda la Iglesia para la celebración de un Año Jubilar, como viene siendo habitual desde que el Papa Pablo II en 1470 lo instituyera cada 25 años. En palabras del profeta Isaías, esta conmemoración es la proclamación de un «año de gracia» que tiene como finalidad renovar en santidad a la comunidad cristiana.
En muchas ocasiones, reducimos el don de los años jubilares a un viaje o peregrinación a un lugar santo, una confesión un poco más exhaustiva de lo normal y la comunión. Sin embargo, el Señor nos concede este tiempo de gracia para algo más. Tomando una de las imágenes más bellas con las que el papa Francisco describe la misión actual de la Iglesia, podríamos decir que el año 2025 debe ser una llamada a los bautizados a pasar por el hospital de campaña, para redimir nuestra participación siempre escandalosa en la enfermedad del pecado y del mal. Cristo desea sanar a su Esposa de sus infidelidades con el amor redentor de la cruz, por lo que el Jubileo será un tiempo oportuno para bajar al sótano de nuestras miserias y reconocer nuestro abuso de poder, la egolatría, el deseo de protagonismo, la apatía evangelizadora, los pactos con la mundanidad, los ruidos innecesarios que ocultan la Palabra del Señor, la fragmentación de la comunión… Aspectos con los que tantas veces revestimos nuestra vida eclesial.
«El año 2025 debe ser una llamada a los bautizados a pasar por el hospital de campaña, para redimir nuestra participación siempre escandalosa en la enfermedad del pecado y del mal»
En camino hacia el Gran Jubileo del 2025, el papa Francisco invita a toda la Iglesia a dedicar el año 2024 a la oración, como mejor medio para prepararnos a tan importante evento. Como María y los apóstoles aguardaron orando la venida del Espíritu, durante este año recién estrenado, tanto a nivel individual como comunitario, estamos llamados a potenciar el encuentro con Dios para volver a poner en el centro la relación profunda con el Señor, a través de las múltiples formas de oración de la tradición católica. Rezar es el mejor modo de abrir espacio a la presencia de Dios en nuestra vida, para dejarnos hacer por Él, como el barro en manos del alfarero, purificando nuestra vida de todo mal.
Escuchando la llamada del papa Francisco a dedicar este año 2024 a la oración, os invito a donar nuestro tiempo a quien realmente le pertenece, a Dios Padre y Creador de la vida, convirtiéndonos de este modo en templos del Espíritu Santo.
Por Jesús Córdoba Ortega