Corazones ardientes, pies en camino. «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las escrituras?» (Lc 24, 32). Damián Díaz Ortiz es el delegado de Misiones de nuestra diócesis de Ciudad Real. Para hablar de la jornada del Domund 2023, nos invita, desde el lema del día, a ponernos en el lugar de los dos discípulos de Emaús en el encuentro con el Señor. Desde esta contemplación, nos lanza algunas preguntas.
Corazones ardientes, pies en camino. «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las escrituras?» (Lc 24, 32)
Aquellos dos discípulos regresaban a su aldea de Emaús tristes, desilusionados, desesperanzados, derrotados. Pero la palabra del desconocido compañero de camino les fue abriendo una luz, devolviendo la alegría y recreando su esperanza.
«Acosados e incluso perseguidos en muchos lugares, perdemos la esperanza, y tenemos la tentación de encerrarnos en los cuarteles, donde nos sentimos seguros»
Por eso, cuando reconocieron a Jesús partiendo el pan, sus pies se pusieron de nuevo en camino para regresar a la comunidad de los discípulos y compartir la experiencia de la resurrección.
La escena puede ser icono de nuestra sociedad y nuestra Iglesia en la actualidad: nuestras comunidades se debilitan, crece el desencanto y el desinterés, acosados e incluso perseguidos en muchos lugares, perdemos la esperanza, y tenemos la tentación de encerrarnos en los cuarteles, donde nos sentimos seguros.
Pero Jesús nos sale al paso, aunque nos llama torpes, no nos sentimos insultados, porque nos explica una y otra vez el proyecto de amor de su Padre y caldea nuestro corazón; se hace pan para nosotros y nos manda a salir a los caminos para invitar a todos, especialmente los pobres, humildes y sencillos, a llenar la sala del banquete de nuestro Dios.
«Jesús nos sale al paso, aunque nos llama torpes, no nos sentimos insultados, porque nos explica una y otra vez el proyecto de amor de su Padre»
¿No arde nuestro corazón cuando leemos las Escrituras? La palabra, que es luz para nuestras vidas, nos empuja a compartirla con quienes no conocen todavía la Buena Noticia.
¿No nos faltan hermanos en el banquete de la eucaristía? Deseamos reunir a toda la familia de Dios alrededor de la mesa del banquete.
Y este fuego y este impulso es el que sigue empujando a miles de misioneros por el mundo. Ellos escucharon la Palabra, les ardió el corazón y sus pies recorren ahora todos los rincones del mundo.
Nos toca a nosotros unirnos a ellos y secundar su amor, su entrega y su servicio universal. El Domund y su llamada a compartir la misión es una prueba de nuestra fe y nuestro amor. A Dios y a todos los hermanos.
Damián Díaz Ortiz, delegado de Misiones de Ciudad Real
[Este artículo se publicó en Con Vosotros de 22 de octubre de 2023]