Ángel García Moreno es natural de Tomelloso y tiene 49 años. De profesión, pastor, es el octavo de diez hermanos. Ingresó en el Seminario en el año 2015, después de comenzar estudios superiores de Matemáticas. Nos habla en estos días previos a la ordenación como sacerdote sobre lo que espera y lo que ha vivido, dando gracias a Dios y a todos los que han intervenido en su vida y en su respuesta al Señor.
¿Qué sentimientos tienes en estas semanas previas a tu ordenación sacerdotal?
Mis sentimientos en estas semanas son de gratitud al Señor e ilusión porque ha llegado el momento de dar los frutos, ya que la tierra ha sido labrada con esmero y sembrado la semilla. También es de nervios y admiración ante el reto que viene por delante. Pero, sobre todo, de confianza porque estoy en buenas manos.
Si miras hacia atrás, ¿qué personas han sido determinantes?
Al mirar atrás recuerdo el momento en el que dije en mi casa que me iba al seminario, era una tarde de verano y estábamos mi madre, una hermana y yo sentados en el patio de mi casa, y les comuniqué que quería ser sacerdote, lo primero fue la sorpresa que causó mi decisión, y lo que recuerdo son las palabras de mi madre: «Si esta es tu decisión, yo la respeto, ya que quiero lo mejor para ti, hijo mío».
El Señor ha ido poniendo los hilos necesarios para que las circunstancias abran paso a mi camino vocacional. La decisión de estar antes de entrar en el seminario con una comunidad sacerdotal despejó el camino a mi respuesta vocacional. El lugar, en Buenafuente del Sistal, ayudó a que de mi entraña surgiera ese sí definitivo al seguimiento de Cristo, a la entrega en la misión que el Señor me susurraba en mi interior.
Acción de gracias a tu familia, tus amigos, al seminario…
No hay palabras para agradecer lo que en estos años nos han entregado con amor y dedicación a mi desarrollo personal y espiritual en busca del encuentro con Cristo. Son ángeles que, como en el libro de Tobías, te acompañan en el camino para que no te suceda nada en la trayectoria de la vocación. Te entregan a los brazos del Padre, y te corrigen y bendicen en tus acciones. Están atentos a tus necesidades y se preocupan de que te formes como es debido para la misión.
¿Qué modelo de sacerdote te inspira?
El modelo de sacerdote que me inspira es Jesucristo, como hombre, cercano con el que sufre, atento a los signos de los tiempos, orante y humilde ante las grandes decisiones, y, sobre todo, obediente al Padre.
La tarea pastoral es siempre un reto que la fuerza del Espíritu te empuja ante la indecisión personal que muchas veces es precavida ante los nuevos retos que se presentan. Pido a Dios que me ayude en la tarea que se me encomiende, y a nuestra Madre, la Virgen María, que me acompañe de la mano allá donde tenga que ir, en esta vida es una bella misión que debemos realizar con amor, fe y esperanza.