«Que nunca nos cansemos de entregarnos plenamente»

El presbiterio se reunió en el Seminario Diocesano el pasado 10 de mayo para celebrar la fiesta de san Juan de Ávila, patrón del clero secular español. Aunque el año pasado ya se pudo celebrar la convivencia sacerdotal, tuvo lugar en la catedral por las restricciones de aquellos días por la pandemia, y sin concluir la jornada con la comida de todo el presbiterio.

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Este año, ya sin apenas restricciones, la fiesta tuvo lugar en el Seminario Diocesano, con el homenaje a los sacerdotes que celebran sus bodas de diamante, oro y plata.

La eucaristía, que presidió el obispo, comenzó al mediodía en la capilla mayor del Seminario, que recibió a la mayor parte del presbiterio en uno de los días de san Juan de Ávila con más participación de sacerdotes.

Don Gerardo recordó en varias ocasiones la acción de gracias de todo el presbiterio por aquellos que celebran este año su aniversario de ordenación, se dirigió en la homilía a presbíteros y seminaristas, animándolos a seguir con la tarea y a continuar respondiendo a la llamada de Dios.

«Para él, el secreto de su vida cristiana no es otro que mirar a Cristo, y este en la cruz, y dejar que Él nos mire»

En primer lugar, puso como ejemplo sacerdotal a san Juan de Ávila, explicando el puesto central que ocupa la cruz en la vivencia de su vocación: «Para él, el secreto de su vida cristiana no es otro que mirar a Cristo, y este en la cruz, y dejar que Él nos mire. Cristo se convierte en un espejo para que lo podamos contemplar. Solamente cuando el centro de nuestra vida es Cristo, nuestra vida tiene sentido».

La vocación al sacerdocio, es como toda llamada de Dios, una invitación al amor. En este sentido, don Gerardo pidió a los sacerdotes ser apasionados por el Evangelio, «enamorados de la misión que Cristo nos ha encomendado, cuyo empeño más importante sea anunciarle con ocasión o sin ella, hablar de Cristo como la persona más querida», dijo.

Además, recordó que la fiesta del patrón del clero, es un buen momento para renovar la vocación: «Vamos a sentir en cada uno de nosotros hoy […] la renovación de la llamada que nos hace hoy el Señor. Él vuelve a llamarnos cada día y tenemos que ser conscientes de ello. Nos sigue llamando cada día para que renovemos la alegría, la ilusión, el ardor de nuestra tarea pastoral. Él vuelve a llamarnos personalmente y a dejar en nuestras manos la misión que un día nos dio».

«Que nunca nos cansemos de entregarnos plenamente a la misión que se nos ha encomendado»

Para terminar la homilía, agradeció de manera especial la entrega a los sacerdotes que celebran este año su aniversario: «Vamos a unirnos a esa acción de gracias al Señor. Primero por su persona, por su sacerdocio y por el nuestro; por la fidelidad de estos hermanos durante tantos años al servicio. Son un auténtico testimonio para todos nosotros […] Han querido entregarse siempre a lo que el Señor les pedía».

«Que nunca nos cansemos de entregarnos plenamente a la misión que se nos ha encomendado», concluyó.

Casi al finalizar la misa, en el momento de la acción de gracias, los sacerdotes que celebran veinticinco, cincuenta y sesenta años desde su ordenación se dirigieron a toda la comunidad para dar gracias a Dios por continuar en la tarea. Del mismo modo, todos ellos agradecieron la compañía de sus compañeros.

Los sacerdotes que celebran su aniversario

Bodas de plata

El sacerdote Eustaquio Camacho Aldavero celebra las bodas de plata. Natural de Moral de Calatrava, fue ordenado presbítero en 1997 en la catedral. Desde su ordenación, ha sido párroco de la Comarca de Almadén, atendiendo especialmente las parroquias de Abenójar,  Saceruela y Almadén. Fue formador del Seminario, vicerrector y delegado diocesano de Pastoral Vocacional, acompañando en esos años la parroquia de Los Quiles. Desde 2017 es párroco de Santo Tomás de Villanueva de Tomelloso y desde el pasado año arcipreste de Mancha Este.
 
Bodas de oro
 
Las bodas de oro este año las celebran dos sacerdotes. Emilio Aguirre Martín-Gil es natural de Daimiel y fue ordenado sacerdote en Ciudad Real en 1972. Desde entonces, ha pasado por Mina Diógenes, Solana del Pino, Pedro Muñoz, la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Tomelloso y Miguelturra.

El otro sacerdote que celebra las bodas de oro es Jaime Aceña Cuadrado, C.M.F. Nacido en Aranda de Duero en 1947 fue ordenado presbítero en Colmenar Viejo (Madrid) en 1972. Es religioso misionero hijo del Inmaculado Coorazón de María (claretiano). En nuestra diócesis, como claretiano pasó varios meses de formación en el noviciado, regresando ya como sacerdote en 1986 a Puertollano, donde permaneció hasta 1990. Desde 2017 es párroco de Nuestra Señora de las Mercedes de Puertollano.
 
Bodas de diamante
 
Son también dos sacerdotes los que celebran sus bodas de diamante (sesenta años de sacerdocio). Jesús Abad Ramos (que no puedo estar en la celebración de este 10 de mayo en el Seminario) nació en Villanueva de la Fuente en 1937. Fue ordenado presbítero en Comillas en 1962. Desde entonces, ha pasado por Ruidera, Caracuel de Calatrava y Cañada. Fue, además, profesor del Seminario Diocesano desde 1964, capellán de las dominicas de Ciudad Real, consiliario diocesano de hombres de Acción Católica, secretario de la Comisión de Fe y Costumbres, vocal de la Comisión Diocesana de Pastoral, vicario episcopal de Apostolado Seglar, diputado de Disciplina en el Seminario, delegado diocesano de Enseñanza (1972-1977), canónigo de la catedral y presidente del cabildo. Además, ha sido vicepresidente de la Comisión Mixta Iglesia-Junta de Comunidades y profesor en la facultad de Magisterio.
 
El otro sacerdote que celebra sus bodas de diamante es Teófilo Herrera Golderos. Natural de Valenzuela de Calatrava, fue ordenado sacerdote en 1962. Desde entonces, ha trabajado en Solana del Pino, como misionero en América con la OCSHA, El Robledo, arcipreste de Porzuna, Alcolea de Calatrava, Picón, Agudo, Valdemanco, Almadén, San Carlos del Valle, Pozo de la Serna, Alcubillas, como capellán en el hospital de Alcázar de San Juan y en el monasterio de las concepcionistas de Alcázar.