Más de 70 sacerdotes se reunieron con el obispo durante dos días en la primera tanda de convivencias sacerdotales, celebrada los pasados 9 y 10 de noviembre en el Seminario Diocesano.
El encuentro comenzó el pasado miércoles, con la comida y la charla del obispo con los sacerdotes. Monseñor Gerardo Melgar habló de la exhortación Evangelii Gaudium, del papa Francisco, destacando tres aspectos. Por un lado, explicó las claves del documento, insistiendo en las mismas llamadas que hace el Papa a todos los cristianos: ser audaces y creativos. El obispo explicó que el modelo de pastoral que se ofrece está centrado, por supuesto, en el anuncio del Evangelio, pero repensando y reorganizando lo que se está haciendo. Con una «metodología del aprecio», el papa Francisco insiste en que la forma de evangelizar no es la imposición, sino el acompañamiento que propone a Jesucristo.
Además, monseñor Melgar resaltó las claves de cada capítulo de la exhortación y los aspectos repetidos, como que la Iglesia está en estado permanente de misión, en continua salida de sí misma hacia el encuentro con el hermano. Este encuentro, hoy especialmente, se dará en las periferias existenciales.
En el mismo sentido, el obispo explicó a los sacerdotes, que hay que estar atentos a tres tentaciones: la comodidad, la acedía (pereza, comodidad) y la mundanidad.
Al día siguiente, el grupo celebró un retiro que dirigió Tomás Villar, vicario general, que animó a los sacerdotes a repensar el entusiasmo evangelizador que tienen y las tentaciones que tienen, como la pereza o la mundanidad. Además, el vicario se refirió a la Eucaristía como el fundamento del sacerdocio, para que ninguno pierda la raíz, el fundamento desde el que se actúa y se es sacerdote.
Tras la oración, el obispo presidió la Eucaristía, acompañado por todos los sacerdotes. En su homilía, les animó a continuar con la tarea, hablando que «cómo debe ser nuestra respuesta y nuestro trabajo evangelizador». En el envío del Señor, subrayó que Jesús «no nos envía solo a nosotros, sino a todos los que formamos la comunidad cristiana […] y la tarea evangelizadora ha de ser de toda la comunidad, dando cancha a todos». «El fruto, -continuó-, no depende solo de nuestro esfuerzo, de nuestra acción evangelizadora, aunque sí la supone y, por lo mismo, no puede faltar nuestra aportación».
Por otro lado, en cuanto al esfuerzo, explicó que «nunca debemos desanimarnos, aunque encontremos dificultades, porque tenemos que ser conscientes de ser llamados a evangelizar desde la cruz, y con ello tenemos que contar. […] La misión supone desprendimiento, pobreza, no estar apegados a otras cosas; sino dedicar toda nuestra disponibilidad para llevar adelante la misión que el Señor nos ha encomendado».
La siguiente convivencia tendrá lugar la próxima semana, entre el 15 y el 16 de noviembre, completando de esta forma todo el presbiterio.