El pasado 28 de enero el obispo, don Gerardo Melgar, presidió una oración en la catedral en la que pidió la unión de todas las familias cristianas para rezar por la institución familiar.
En la oración, don Gerardo describió la vida religiosa de las familias en la actualidad, advirtiendo de que generalizaba para llamar la atención sobre la falta de vida religiosa en el seno familiar.
En este sentido, el obispo recordó cómo la familia era «el cauce en el que se transmitía de manera natural la fe de unas generaciones a otras», pero que hoy, en general, las familias no transmiten la fe, «porque los padres no la viven». En la misma línea, rememoró cómo «era hermoso que la eucaristía de los domingos se viviera en familia», pero cómo hoy «muchos niños y adolescentes no tienen experiencia de ello».
«Si las catequesis no están acompañadas y animadas desde la familia, desde los padres, se convierten en algo superficial, en algo que no llega»
Ante esta situación, don Gerardo se preguntó si la familia «sigue teniendo una misión y una importancia grande, como la ha tenido en otros momentos, de ser el lugar privilegiado en el que se expresa la fe», porque sin la familia «es imposible la nueva evangelización». Hizo especial hincapié en los niños, que si no escuchan el mensaje de Dios en la familia no vivirán la fe ni tendrá fruto el esfuerzo que se hace en catequesis: «Si las catequesis no están acompañadas y animadas desde la familia, desde los padres, se convierten en algo superficial, en algo que no llega». Por eso, tal y como dijo, «es urgente la evangelización de la familia, es urgente despertar a las familias a la fe».
Además, habló de la vocación de los hijos, a los que «es urgente plantear su vocación, no desde lo que van a ganar, sino desde donde van a servir a Dios y a los hermanos [...]. Dios llama, y los padres han de ayudar a los hijos a valorar estas vocaciones específicas [a la vida religiosa]».
Después de sus palabras, don Gerardo invitó a todos, también a los que seguían la oración desde sus casas, a rezar por todas las familias y muy especialmente por aquellas que han perdido a alguien a causa de la pandemia.
Oración de enero