Ciudad Real despide a Antonio Ángel Algora Hernando, obispo de la diócesis durante trece años, de 2003 a 2016, en una celebración de las exequias sobria, contenida, pero agradecida y emocionada. «El Señor, que es buen pagador», como él decía con frecuencia, premie todo lo que entregó con generosidad en los cincuenta y dos años de sacerdocio y treinta y cinco años de obispo. Es el primer obispo español que ha fallecido a causa de la COVID-19.
En la puerta del Prado, en la Catedral, a las 11:00 h. de la mañana, recibía el féretro de Antonio Ángel Algora Hernando, el obispo prior de la diócesis de Ciudad Real, Gerardo Melgar Viciosa. También familiares del obispo fallecido se unían en oración a toda la diócesis de Ciudad Real que, con dolor, pero con esperanza ha despedido al que hasta el año 2016 ha sido su obispo prior y desde esa fecha obispo emérito. Su Alteza Real, D. Pedro de Borbón Dos Sicilias, la alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, el presidente de la Diputación Provincial, José Manuel Caballero, representantes de los partidos políticos y distintos representantes de las administraciones públicas, autoridades civiles y militares, representantes de la judicatura y una ajustada presencia de sacerdotes y de personas que habitualmente viven la fe en Cristo resucitado en las parroquias de nuestra diócesis, han acompañado la ceremonia religiosa de despedida al segundo obispo de la diócesis de Ciudad Real.
«Don Antonio salió de las manos de Dios y a Dios y a sus manos ha retornado»
En los primeros momentos de la celebración, que ha sido presidida por Gerardo Melgar, obispo prior de Ciudad Real, con la caja mortuoria al pie del altar, se han colocado sobre ella las insignias episcopales: casulla, mitra, báculo pastoral y evangeliario. Cada uno de ellos significando una realidad de la vida del obispo. En la misa han concelebrado el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, los obispos de Albacete, Córdoba, Sigüenza-Guadalajara, Teruel y uno de los obispos auxiliares de Madrid, José Cobo.
Antes pronunciar su homilía, Gerardo Melgar, obispo prior, ha anunciado el mensaje de pésame del papa Francisco recibido por la diócesis por el fallecimiento del obispo Antonio Algora: «Recibida la triste noticia del fallecimiento de Monseñor Antonio Algora Hernando, obispo emérito de esa diócesis, el Santo Padre desea hacer llegar su profundo pésame a todos los miembros de la Iglesia particular, a sus familiares y conocidos del difunto. Asimismo, el papa Francisco, a la vez que ofrece sufragios por el eterno descanso de este abnegado pastor, lo encomienda a la intercesión de la bienaventurada Virgen María y a la del insigne patrón santo Tomás de Villanueva e imparte con afecto la confortadora bendición apostólica como signo de fe y esperanza en Cristo resucitado».
«Estoy sereno y en las manos de Dios y dispuesto a aceptar lo que Dios quiera de mí». Así ponía su vida en manos de Dios el segundo obispo de la diócesis de Ciudad Real.
Después, lo primero que ha destacado ha sido la conversación personal que tuvo el obispo prior, Gerardo Melgar, con el obispo emérito, Antonio Algora: «Estoy sereno y en las manos de Dios y dispuesto a aceptar lo que Dios quiera de mí». Así ponía su vida en manos de Dios el segundo obispo de la diócesis de Ciudad Real. Veinticinco días ha estado ingresado Antonio Algora antes del desenlace final. «La muerte de don Antonio deja nuestro corazón roto a la vez que nos interpelan aquellas palabras de Cristo en el evangelio de san mateo que resuenan de forma especial hoy: «Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora». En esa fugacidad que todos experimentamos en nuestra vida, Gerardo Melgar ha señalado que «Don Antonio salió de las manos de Dios y a Dios y a sus manos ha retornado». Ha remarcado que uno de los aspectos más importante de don Antonio fue la petición de la coherencia de vida para todos, tanto en el seno de la Iglesia como para los representantes públicos. «Una persona íntegra, con una personalidad bien definida, sin zonas oscuras, que en el trato con él daba a conocer con espontaneidad y sus prioridades humanas, espirituales, pastorales y sociales».
Al final de la misa, ha llegado el momento de la inhumación de la que todos han podido ser testigos.
Ya, Antonio Algora, segundo obispo de la diócesis de Ciudad Real, descansa en la vía sacra de la Catedral, a continuación del primer obispo diocesano, Rafael Torija de la Fuente, fallecido en marzo de 2019. Es la sucesión apostólica, la presencia ininterrumpida de la Iglesia de Cristo, que recibe la buena noticia de la presencia de Dios en el mundo y que transmite fielmente de generación en generación.
Antonio Algora, segundo obispo de la diócesis de Ciudad Real, descansa en la vía sacra de la Catedral, a continuación del primer obispo diocesano, Rafael Torija de la Fuente, fallecido en marzo de 2019.
Damos gracias a Dios como diócesis por la vida de Antonio Algora Hernando, porque hemos sido peregrinos con él en esta tierra y esperamos volver a encontrarnos con él en la vida eterna. En paz descansa recibiendo ya lo que Dios tenga para él reservado, un Dios que es buen pagador. Solo Él sabe.
Ingreso y fallecimiento
Don Antonio ingresó en el Hospital de La Paz de Madrid el pasado 20 de septiembre, con diagnóstico de neumonía bilateral provocada por la COVID-19. Durante los veinticinco días en los que ha estado ingresado, sin salir de la gravedad, ha tenido momentos que animaban a la esperanza en su recuperación, aunque pudiese ser un proceso lento. En los últimos días había dado signos de recuperación porque la infección había remitido, la presión arterial se le había estabilizado y cada vez aguantaba más la respiración de manera autónoma. Sin embargo, esta mañana, el equipo médico ha informado del fallo multiorgánico que ha derivado en su muerte.
El pasado 15 de octubre, fiesta de santa Teresa de Jesús, fallecía Antonio Ángel Algora Hernando, obispo emérito de la diócesis de Ciudad Real, con 80 años de edad, de un fallo multiorgánico en torno a las cuatro de la tarde.
Durante 13 años fue obispo de nuestra Diócesis de Ciudad Real y desde 2016, obispo emérito.
Datos biográficos de D. Antonio Ángel Algora Hernando
D. Antonio Ángel Algora Hernando nació en La Vilueña (Zaragoza), el día 2 de octubre de 1940. Cursó los Estudios Eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Madrid. El 23 de diciembre de 1967, fue ordenado sacerdote y quedó incardinado en la que entonces era la Archidiócesis de Madrid-Alcalá y hoy son tres diócesis: Madrid, Alcalá y Getafe. Estudió Sociología en el Instituto Social León XIII, de la Universidad Pontificia de Salamanca en Madrid.
Desde 1968 a 1973, desempeñó el cargo de Consiliario de las «Hermandades del Trabajo», en Alcalá de Henares. Trasladado a Madrid como consiliario de los jóvenes de las Hermandades del Trabajo, sustituyó al fundador, D. Abundio García Román, en 1978, como Consiliario del Centro de Madrid.
El 9 de octubre de 1984, fue nombrado Vicario Episcopal de la Vicaría VIII de la Archidiócesis de Madrid.
El 20 de julio de 1985, fue nombrado Obispo de Teruel y Albarracín. Fue consagrado Obispo, el 29 de septiembre de ese mismo año, por el Nuncio Apostólico en España, Mons. Taglaferri.
El día 20 de marzo de 2003, al aceptar el Santo Padre la renuncia, por razones de edad, de Mons. Torija al gobierno pastoral de nuestra diócesis, fue nombrado Obispo de Ciudad Real, con el título honorífico de Prior de las Órdenes Militares. Tomó posesión el día 18 de mayo de 2003, en la Santa Iglesia Catedral Basílica, de manos de D. Rafael Torija.
El 2 de octubre de 2015, después de doce años como obispo prior de la diócesis de Ciudad Real, presentó la renuncia al gobierno de la diócesis por razones de edad. El 8 de abril de 2016 se anunció que lo sucedería Gerardo Melgar Viciosa, en ese momento obispo de la diócesis de Osma-Soria, que tomó posesión el 21 de mayo de 2016.
Desde ese momento, Antonio Algora ha vivido en Madrid y ha celebrado la eucaristía a diario en la parroquia Santa María la Mayor y San Julián, en el distrito madrileño de Tetuán.
Otros datos de interés
En la Conferencia Episcopal, dentro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, fue obispo responsable del Departamento de Pastoral Obrera.
Desde el año 1993 perteneció al Consejo de Economía de la Conferencia Episcopal Española y, como tal, obispo responsable del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia. También fue presidente de la Fundación Pablo VI y, en los años en los que fue obispo de Ciudad Real, copresidente de la Comisión Mixta Iglesia-Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Desde marzo hasta septiembre de 2020, ha sido miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción humana.