En el corazón de los hogares durante la pandemia

El 13 de marzo se dispensó del precepto dominical a todos los fieles y dos días después se suspendieron las celebraciones públicas de la eucaristía con participación de fieles. El obispo comenzó el día 16 a emitir la eucaristía diaria a través de Youtube y aconsejó a los fieles seguir las misas a través de los medios de comunicación. Algunas parroquias empezaron a emitir en los mismos días a través de sus canales, con esfuerzos técnicos y usando lo que tenían a mano: los móviles y la presencia en redes sociales. Una de estas parroquias fue la de Calzada de Calatrava, que ha superado ampliamente los 200 espectadores en cada una de las emisiones diarias a través de Facebook, algunas de ellas con varios cientos más. Hablamos con su párroco, que el día anterior a emitir no tenía cuenta en esta red social.

Es raro que alguien hoy no tenga cuenta en Facebook. La hizo y al día siguiente llenó el templo virtual con más fieles que los que iban presencialmente, ¿cómo se animó a hacer el canal y ponerse a emitir sin experiencia anterior?
La primera vez que celebré solo, grabé la misa para luego después mandarla por Whatsapp al grupo de liturgia que hay en la parroquia. Pero eso era imposible de lo que pesaba la grabación. Por lo que me puse en contacto con el delegado de Medios de Comunicación y me aconsejó que retransmitiera por Facebook. Me hice Facebook y me hicieron la página de la Parroquia. Y al día siguiente (no sin que antes me dieran algunas instrucciones…) retransmití la celebración de la eucaristía con previo aviso a los grupos parroquiales. La razón principal era que el pueblo no se podía quedar sin su eucaristía y, sobre todo, en un momento tan especial y doloroso como empezaba a ser el confinamiento.


¿A qué cree que se debe el gran seguimiento que ha tenido en una parroquia rural? Cientos de fieles de Calzada no ponían la televisión, entraban en Facebook para «ir a misa».

Creo que a la necesidad que tenía la gente de agarrarse a algo, o en este caso a «alguien», que no le hablara de muerte, de contagios, de peligros y, sobre todo, de mentiras. Se habla de esperanza, de alegría y de fuerza ante la adversidad, que en definitiva es lo que todos deseábamos escuchar.


Pronto comenzó a hacer reflexiones al final de las misas, parecía que hablara directamente a algunos de los espectadores, ¿qué ha supuesto esta etapa en la pastoral de la parroquia?

Al terminar la misa me sentaba al lado del móvil y me dirigía a las personas que habían estado al otro lado del dispositivo participando de la eucaristía. Procuraba dar unas palabras de ánimo, de esperanza que, con el paso del tiempo, según me comentaban los oyentes, se estaban convirtiendo en una bocanada de aire fresco en un clima demasiado viciado por el desánimo y el dolor.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de este tiempo de pandemia para la parroquia de Calzada?

Quizá lo mejor ha sido la llegada de las redes sociales a la parroquia, que han llegado para quedarse, sobre todo por las personas mayores y enfermos que no se pueden mover de sus casas para hacer un ratito de oración o participar de la celebración de la eucaristía. Y lo peor, el dolor y la desesperación. Muchas llamadas telefónicas de gente ahogada por el miedo, por el dolor de la muerte de sus seres queridos, sin poder despedirse de ellos…

¿«Mira» la eucaristía de otro modo después de esta experiencia?

La eucaristía no tanto, siempre será ese sacramento admirable y especial donde no deja de acercarse Cristo a nuestras vidas. Pero lo de las redes sociales es algo bonito y muy útil, aunque también es algo que no puedes controlar. Barcelona, Islas Canarias, Zaragoza, Madrid, Valencia, Vigo, Badajoz… algún lugar de Hispanoamérica… Y podría seguir nombrando lugares donde las personas seguían la celebración de la eucaristía de Calzada de Calatrava… desde todos estos lugares me han llamado para nombrar en la celebración de la eucaristía a sus difuntos.

¿Cómo fue la vuelta de los fieles al templo? Aparte de les medidas de seguridad, ¿ha cambiado algo?

La vuelta está siendo tranquila y paulatina. La gente tiene miedo y respeta mucho. Pero lo que ha cambiado es que ahora enfrente del altar hay un trípode donde el sacerdote pone su móvil para retransmitir la eucaristía y que después de la despedida, en vez de irse para la sacristía… coge su móvil se pasa al sagrario y habla unos minutos con los enfermos, con los dolientes por la pérdida de algún ser querido y con aquellas personas mayores que tienen miedo a salir o que sencillamente no pueden salir, para darles ánimo y recordarles que Dios los sigue teniendo entre sus preferidos.


Entrevista publicada en el semanario Con Vosotros el 23 de agosto de 2020