Este sábado, 24 de septiembre, celebramos a Nuestra Señora de la Merced.
Esta advocación de María tiene especial relevancia en este año jubilar extraordinario, ya que una de las obras de misericordia es liberar a los cautivos. Además, la advocación de la Merced se llama en ocasiones Virgen de la Misericordia, apareciendo en las representaciones artísticas acogiendo bajo su manto a los presos.
En nuestra Diócesis, la Delegación de Pastoral Penitenciaria se ocupa de la atención religiosa a los presos en las cárceles que hay en nuestra provincia. A través del trabajo de voluntarios, las personas encarceladas se benefician de este derecho, en momentos en los que necesitan especialmente del consuelo de la fe. Con la Delegación, la Eucaristía no falta en las prisiones, además del acompañamiento espiritual y la ayuda a los presos y a sus familias.