Marcelo Spínola y Maestre, beato

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    Español, de San Fernando (Cádiz), era hijo de un militar, oficial superior de la armada y marqués de la corona española. Curso estudios de abogacía en la universidad de Sevilla. Ejerció como tal en Huelva, donde adquirió gran fama, entre otras cosas, por defender, de manera gratuita, los pleitos de la gente trabajadora. Hasta el punto de ser llamado el "abogado de los pobres". 

    Profundamente religioso, comenzó los estudios de teología en 1858. Fue ordenado presbítero en 1864. El arzobispo de Sevilla lo nombra capellán de la iglesia de la Merced, en San Lúcar de Barrameda (Cádiz). Allí se distinguió por la atención al confesionario (varias horas diarias), por la predicación abundante y por las visitas a los enfermos. Socorría a los pobres con su propio dinero, y, cuando lo necesitaba, con el de sus familiares; cuando tampoco este le bastaba, pedía limosna por las calles, en los cafés y en las casas. Nombrado párroco de San Lorenzo (Sevilla), revitalizó la parroquia mediante la liturgia, la predicación, la caridad y el cuidado de las cofradías (Jesús del Gran Poder y Virgen de la Soledad). Impulsó grupos apostólicos seglares, creó escuelas, acompañó vocaciones, cuidó la catequesis, ayudó al incipiente Instituto de Hermanas de la Cruz... 

    Fue nombrado obispo auxiliar de Sevilla. Se le encomendó como tarea principal la visita de los pueblos de la archidiócesis. Encargo que cumplió con dedicación absoluta. Fue destinado como obispo a Coria (Cáceres), donde también recorrió todos los pueblos y aldeas. Su sencillez y cariño ganó a sus feligreses. Posteriormente, fue trasladado a Málaga. Y, diez años después, a Sevilla, donde murió, recién nombrado cardenal, el 19 de enero de 1906. 

    Spínola participó en la acción social cristiana, en aquel tiempo difícil, de acuerdo con las directrices de la Rerum Novarum: publicó pastorales, creó círculos obreros, sostuvo orfelinatos... Fundó un periódico "para defender la verdad y la justicia", creó la facultad de teología de Sevilla, predicó, confesó... y fundó la Congregación de las Esclavas Concepcionistas del Divino Corazón... 

    Todo esto no fue impedimento para que él, desde su humildad, se planteara en más de una ocasión la posibilidad de renunciar al episcopado, considerándose indigno e incapaz de este ministerio. Y si no se retiró fue, entre otras cosas, por consejo de Della Chiesa, futuro Benedicto XV. 

    Juan Pablo II lo proclamó beato el 29 de marzo de 1987. Listado completo de Santos