El bautismo de Jesús

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    Hoy celebramos la fies­ta del Bautismo de Je­sús
    El bautismo nos presenta a Jesús adul­to, que comienza a cumplir pública­mente la misión que el Padre le ha­bía confiado.
    Para Jesús el bautismo signifi­có un hito importante en su vida: Él, hasta su bautismo, había vivido una vida escondida en la familia.

    El bautismo señala el comienzo de su vida pública:
    1. Ha sido elegido por el Padre para ofrecer a todos los hombres la salvación. Su voz desde el cielo, en el momento del bautismo, le confirma como el elegido, como el hijo amado, a quien hemos de escuchar si quere­mos salvarnos.
    2. Ha sido elegido para una mi­sión: anunciar a todos los hombres la salvación, para que puedan conver­tirse y así puedan ser propietarios de la salvación que es Él mismo.
    3. Para realizar esta misión impor­tante que le ha encomendado el Pa­dre, cuenta con la fuerza del Espíri­tu, por eso, sobre Él desciende en ese momento el Espíritu en forma de pa­loma.
    El Bautismo es también un momen­to decisivo en la vida del creyente:
    • Significa el comienzo de su vida de fe, el comienzo de su filiación di­vina. El comienzo de su pertenencia al nuevo Pueblo de Dios.
    • También nosotros, como Jesús, en el bautismo:
    1. Hemos sido elegidos por Dios. Él ha sido quien nos ha llamado a la fe, nos ha hecho hijos suyos y ha co­menzado en nosotros la salvación
    2. Nos ha llamado para una mi­sión concreta. Por el bautismo nos comprometemos a vivir personal­mente la fe y desde la fe, a encarnar en nosotros el estilo de vida de Jesús; a ser testigos de Jesús y su mensaje en medio de nuestro mundo; a co­municar nuestra fe a los demás con nuestra palabra y nuestro testimo­nio; a evangelizar los ambientes en los que vivimos llevando a Cristo y su mensaje al corazón del mundo.
    3. Para realizar esta misión noso­tros no estamos solos, hemos reci­bido la fuerza del Espíritu, que nos acompaña en cada momento, para que seamos testigos de Cristo en la Iglesia y en el mundo.
    La fiesta del Bautismo de Jesús ac­tualiza nuestro bautismo y nos re­cuerda lo que significa para nosotros que hemos sido bautizados, renueva nuestros compromisos de vivir des­de la fe y de ser testigos de ella ante los demás.
    La celebración de la fiesta del bautismo de Jesús nos urge a noso­tros a cumplir con nuestra misión, nos lleva a revisar cómo estamos viviendo nuestra identidad de bau­tizados, si la fe es importante para nosotros, y como la estamos vivien­do de verdad.
    La cele­bración de la fiesta del bautismo de Jesús nos urge a que revisemos cómo estamos siendo testigos del Señor y de nues­tra fe en Él en nuestros ambientes: en la familia, el en trabajo, en el ambien­te en el que nos movemos.
    La fiesta del bautismo de Jesús nos recuerda el gran regalo de la fe que Dios nos ha hecho y la necesidad de estar agradecidos por ella: por ha­bernos llamado a la fe, por haber­nos confiado su misma misión de ser portadores a los demás del mensaje de salvación que hemos recibido.
    La celebración del Bautismo de Jesús, y el recuerdo de nuestro pro­pio bautismo, debe llevarnos a pedir al Señor que Él, que cumplió hasta la radicalidad de entregar su vida para cumplirla, nos ayude a nosotros a ser conscientes de las exigencias de nues­tro bautismo y a saber comprometer­nos en cumplirlas para ser personas evangelizadas y evangelizadoras.
    Pidamos muchas veces al Señor que continuamente seamos capaces de actualizar los compromisos de nuestro bautismo, viviendo en nues­tra vida y dando testimonio conti­nuamente de nuestra fe ante los de­más.
    + Gerardo Listado completo de Cartas